José María Eguileta destaca que los catorce monumentos que la forman, mantienen una distribución sensiblemente lineal y transversal con respecto a la penillanura del mismo nombre, divisoria de aguas entre la Corga do Ameal y la Corga do Escairo das Cortiñas, afluentes del Salas.

Esta necrópolis del tramo medio del valle forma parte de un nutrido conjunto de sepulcros megalíticos erigidos muy cerca del cauce del río. "No lejos de Outeiro de Cavaladre se extienden las de "Veiga de Maus de Salas" y "Veiga de Requiás", que superan el medio centenar de monumentos, si tenemos en cuenta los que pueden permanecer sumergidos bajo las aguas del embalse u otros emplazamientos aislados que comunican el valle con las cumbres y divisorias de aguas próximas. La mayoría fueron descubiertos durante las prospecciones arqueológicas que llevamos a cabo en paralelo a las excavaciones", destaca José María Eguileta.

Todas las actividades realizadas en esta zona, incluidas las excavaciones, formaron parte del proyecto de investigación "O Concello de Muíños e o seu marco arqueoxeográfico", dirigida por el propio Eguileta entre los años 1989 y 1994.

En cuanto a las piezas arqueológicas halladas durante la excavación, destacan dos microlitos (un trapecio asimétrico y un segmento de círculo ancho), una lasca microlítica isósceles con vértice redondeado, once puntas de flecha de cuarzo y base triangular, varias lascas de cuarcita, de sílex y cuarzo, un hacha pulida, un disco lítico, un canto rodado aplanado (posible idoliforme) y un fragmento de prisma, aparentemente con una incisión.

El interés del grupo de piezas seleccionado, los dos recipientes cerámicos y la punta de flecha, radica en su potencial significado de ofrenda fundacional de un monumento al que por su tipología, una pequeña cista rectangular, se viene atribuyendo la función de inhumación individual.

Los fragmentos cerámicos constituyen el mayor grupo entre los materiales exhumados, apareciendo con profusión en todas las unidades estratigráficas del monumento, si bien sus formas no fueron fáciles de precisar ya que, salvo contadas excepciones, eran irreconstruibles. La mayoría responden a una factura manual, con cocciones irregulares y oxidantes, acabados muy sencillos entre los que son muy frecuentes los desgrasantes groseros de cuarzo y mica y las superficies alisadas.

Excepcionalmente lograron reconstruir tres formas cerámicas, que aparecieron en la base de la coraza de la zanja este, en una fosa excavada en la masa tumular.