Tres años después de recibir el Nobel de Medicina por descifrar los secretos de la redes neuronales del cerebro, Santiago Ramón y Cajal consideraba que el más importante elemento para la conservación de su salud no era otro que el agua de Cabreiroá, manantial del que hizo uso durante más de un año, según se recoge en una carta manuscrita que el propio Cajal remite al director del establecimiento termal ourensano y que acaba de salir a la luz. Un nuevo mural con la cara de este científico, en la calle Canela Cega, reivindica este hecho en el concello de Verín.

En la misiva de Cajal que acaba de ser divulgada, datada el 17 de septiembre de 1909, el médico navarro escribía que "gracias a las virtudes del manantial de Cabreiroá del cual hago uso constante desde hace más de un año he recobrado la salud, seriamente comprometida por los efectos debilitantes de un catarro intestinal crónico, y por la amenaza de cólicos hepáticos".

Su participación en la guerra de Cuba a finales del siglo XIX, había minado notablemente su salud ya que en la isla contrajo el virus de la malaria que le dejó tremendamente debilitado y con graves secuelas. De esta forma, el restablecimiento que le proporcionó el agüismo de Verín le habría permitido a este gran científico encarar el tramo final de su obra, etapa en la que escribió sus obras biográficas y los estudios sobre la "Degeneración y regeneración del sistema nervioso central".