Una carta de agradecimiento por su labor diaria fue la razón del encuentro con la Mercedes Salgado Fernández en su consulta de Oncología, situada en la primera planta del Hospital de Ourense. La vocación le llegó mientras hacía las prácticas de su especialidad en el Clínico de Barcelona, donde abrió los ojos ante "las pequeñas cosas, que qué importantes son cuando las puedes perder", eso que todos decimos y que pocos cumplen. Su sonrisa permanente y su vitalidad desmesurada demuestran que la doctora sí lo sigue a rajatabla. Pasen y lean.

-Mercedes, si tuviese que decir la mejor estrategia para curar el cáncer?

-Lo primero, la prevención, que es fundamental. Luego, detectarlo cuanto antes, el diagnóstico precoz, porque ahí es donde puedes tener más opciones de curación. Después, investigación y desarrollo.

-Sí, pero la investigación en España?

-La investigación en España tiene profesionales que necesitan recursos y necesitan tiempo.

-Lo malo es que algunos profesionales se van afuera buscando más facilidades.

-Hay gente aquí que también hace muy buenas cosas. Siempre estamos pensando en los profesionales que se van y desarrollan su trabajo fuera. También hay que saber a qué investigación nos estamos refiriendo. Tenemos investigación básica y clínica. En España, se hace mucha investigación clínica. En los hospitales de la red sanitaria nacional, el Insalud, el Sergas... estamos haciendo investigación clínica con los pacientes, desarrollo clínico de fármacos que ya han demostrado beneficio, y este tipo de investigación sí se está apoyando.

-¿La medicina se enseña bien en las universidades?

-Quiero pensar que sí (risas). Yo no doy clases de Medicina, pero creo que la medicina tiene que ser más participativa.

-¿A qué se refiere con más participativa?

-A que tiene que ser más práctica, más clínica, más con el enfermo delante. Tiene que estar más dirigida a enlazar conocimientos y no a almacenar conocimientos. Cuando yo hacía Medicina, tenías una parte de memorización que era muy importante, que, a lo mejor, hoy no es lo más importante. Ahora, tiene que ser más de concepto - aplicación que de memorización, pero eso en todas las áreas.

-¿Se suele llevar el trabajo a casa?

-Me permito una tarde a la semana sin entrar en el despacho y abrir el ordenador. Y, evidentemente, cuando me voy de vacaciones, intento desconectar. Pero, nosotros no trabajamos de 8.00 a 15.00 horas. Nosotros tenemos una labor de formación continuada, y eso no lo puedes hacer aquí.

-¿Ourense es un buen sitio para curar el cáncer?

-Ourense es un sitio como cualquier otro para curar el cáncer. De hecho, estamos integrados en equipos nacionales. ¿Qué necesitamos? Necesitamos buenos profesionales que dispongan de medios para utilizarlos y que, en aquellas cosas para las que nosotros no tengamos medios aquí, dispongamos de un sitio a dónde remitir a los pacientes. En Ourense, disponemos de esto. Yo he remitido a pacientes a un ensayo clínico a Barcelona o a Madrid porque aquí no teníamos ensayos clínicos.

-¿El cáncer aporta algo bueno a una persona?

-Es una lección de vida. Como profesional, te cambia el baremo de las prioridades, yo valoro muchísimo las pequeñas cosas. Eres consciente de lo finita que es la vida. A mí, cuando me dice un paciente, que es muchas veces: "Se va usted de vacaciones, Mercedes, a ver si cuando vuelva, estoy", yo le contesto: "A ver si no voy a estar yo", y se queda así parado. Nadie sabe cuándo se va a ir. Estando aquí, te haces muy consciente de eso. Yo tengo una enferma, que he visto hoy, que me dijo: "Lo mejor que me ha pasado en mi vida es tener el cáncer". Y ella te lo explica: "Yo me he pasado toda la vida trabajando, cuidando de mis hijos, cuidando de mi marido? me quedé viuda, mis hijos se fueron de casa, me quedé sola y, de repente, tengo un cáncer y me dicen que me voy a morir en 6 meses. Llevo 6 años... y me voy a todos los viajes del Imserso, salgo con mis amigas?". Es decir, estás ahí con una amenaza vital y, de repente, te has curado y es como si volvieses a nacer. Luego, hay otra gente que se cura y está toda la vida apenado porque ha tenido un cáncer. Pero, desde luego, lo que está claro es que el cáncer no deja indiferente a nadie.