Margo Pool, la viuda del holandés asesinado en Petín en 2010, Martin Verfondern, -el crimen permaneció oculto hasta el hallazgo fortuito de su todoterreno parcialmente calcinado, en junio de 2014-, será la testigo que cierre la ronda de declaraciones previa al juicio con jurado contra los dos hermanos procesados, Juan Carlos y Julio Rodríguez González, vecinos de la familia rival de Santoalla, una aldea remota y hermosa a la que Pool y su marido llegaron buscando agua cristalina, tranquilidad y aire puro, en 1997.

La declaración de la mujer, que sigue viviendo en Santoalla, será la segunda que preste en el caso. Será citada a petición de una de las defensas. En las últimas semanas, una veintena de personas han prestado declaración como testigos. Ayer comparecieron casi una decena, entre algún residente, el representante del coto de Petín, la mujer de uno de los acusados, así como guardias civiles de la investigación y el propio alcalde, Miguel Bautista. Las declaraciones fueron programadas en el juzgado de Instrucción 2 de O Barco para aclarar la relación de enfrentamiento entre los acusados y la víctima, una convivencia que se enconó a raíz de los pleitos por la gestión de los derechos del monte comunal de unas 400 hectáreas.

La Fiscalía atribuye asesinato a ambos hermanos, que se enfrentarán a tribunal del jurado a finales de año o principios del próximo. Juan Carlos está preso desde las detenciones. Su hermano Julio, libre y con una orden que le prohíbe aproximarse a Santoalla, donde reposan los restos del holandés. El acusado recurrió varias veces para que la medida cautelar se levantara, y pudiera así pastorear a sus 150 vacas.

La Policía Judicial de la Guardia Civil de Ourense, con una concienzuda investigación, capturó a los dos sospechosos tras entrevistarse con más de 250 personas. Las líneas del caso las tiene claramente perfiladas la Fiscalía. A mediados de marzo, los dos hermanos comparecieron ante la juez para escuchar los cargos en su contra, una vez que el sumario fue acomodado a la ley del tribunal del jurado. Las rencillas vecinales fueron la causa del crimen, según la Fiscalía. "Movidos por un odio derivado de los múltiples conflictos que mantenían con él por la gestión de la comunidad de Montes Cabeza de Vilariño, y tras perder todos los procesos judiciales, decidieron acabar con su vida".

Juan Carlos Rodríguez confesó a la Guardia Civil que había disparado al holandés, tras reprocharle que condujera "como un loco". Según esa primera hipótesis, su hermano, Julio, le ayudó presuntamente a esconder su aparatoso todoterreno, así como a ocultar el cadáver en un paraje. Pero en el escrito de concreción de hechos que el fiscal registró en marzo, los consideró a ambos autores de asesinato, sin delimitar quién disparó.

Por tanto, el hermano que está en libertad también podría enfrentarse a una pena de 15 a 25 años. En un primer momento no se descartaba que su rol fuera el de encubridor, lo que lo habría librado de responsabilidad penal, pues el Código Penal exime a los parientes directos. Juan Carlos, preso preventivo, se expone a un delito añadido de tenencia ilícita de armas.

Sostiene el ministerio público "que actuando de común acuerdo, el 19 de enero de 2010, sobre las 13 horas, le tendieron una emboscada en la entrada del pueblo donde vivía, Santoalla, en Petín, aprovechando que se trata de una zona con nulo tránsito de gente y a sabiendas de que tenía que pasar con su coche para volver a su domicilio. Así, tras forzar que parara el coche con el que venía de hacer la compra, le dispararon un tiro con una escopeta a escasos metros, cuando estaba dentro del vehículo, de manera totalmente sorpresiva y sin la más mínima posibilidad de defenderse, lo que provocó su muerte inmediata".

Según la Fiscalía, "a continuación, y con intención de que su acto quedara impune, utilizaron el propio vehículo de la víctima, un Chevrolet Blazer, para transportar y esconder el cadáver, en una zona del monte de muy difícil acceso, y de muy escaso tránsito de gente. Allí, dejaron abandonado el cadáver de Martin en un lado de la ladera, y a varios metros decidieron prender fuego al vehículo para que no pudiera ser identificado".