El subdelegado del Gobierno en Ourense, Roberto Castro, expuso en su discurso su preocupación por la urgencia del tiempo actual y la vorágine "cegadora" que "empobrece al ser humano". Apeló a la tradición como "modelo de convivencia, patrón de progreso y arquetipo de igualdad y justicia social" recogida en el texto constitucional de 1978. En este sentido, Castro defendió la carta magna por su carácter aglutinador e integrador y lamentó las "luchas estériles" que alejan a la ciudadanía de lo que debería ser "una armonía respetuosa" entre los españoles.
Con este argumento, el subdelegado manifestó su "inquietud y cierto dolor" por el hecho de que "algunos hermanos intenten caminar por caminos alejados", en referencia al independentismo catalán. Castro apostó por un futuro de "paz y concordia" en una España "de ricos y variados territorios que, juntos, engrandecen ese conjunto que entre todos quisimos apuntalar en 1978.
Además del subdelegado presidieron el acto el alcalde Agustín Fernández; el presidente de la Diputación, José Manuel Baltar; el conselleiro de Educación, Jesús Vázquez; los diputados Ana Belén Vázquez, Celso Delgado y Laura Seara; y los senadores Francisco José Fernández Pérez, Miguel Fidalgo Areda y Juan Manuel Jiménez Morán. Todos del PP y PSOE, sin representación del BNG.
