Nueve personas ocuparon ayer dos banquillos de la Audiencia Provincial para enfrentarse a la primera sesión de una vista oral en la que se les juzga por su presunta implicación en una red de tráfico de cocaína y heroína dirigida por el vietnamita Fidel Nguyen y con el barrio de Covadonga como centro de operaciones. Todos están acusados de un delito contra la salud pública pero se enfrentan a peticiones de penas diferentes que, en total, suman 40 años de prisión y una multa 47.000 euros.

La Audiencia reservó la jornada de ayer para la declaración de los nueve citados, mientras que hoy y mañana se practicarán las pruebas testifical y pericial, para finalizar con los informes de la acusación pública y las defensas.

Cuatro de los acusados se negaron a responder a las preguntas del fiscal y solo contestaron a sus abogados, mientras que otros ofrecieron versiones nuevas que en nada se corresponden a las realizadas en la fase de instrucción. Samuel Riveiro e Iván Nóvoa reconocieron ayer que el 8 de septiembre de 2008 acudieron a la gasolinera de la avenida de Santiago por mandato de Adrián González, con el que se habían citado previamente en una caravana en el campo de Eiroás: "Nos dio un sobre con dinero para recoger un paquete de droga". Su misión era localizar una furgoneta blanca y realizar el intercambio. Sin embargo, en su declaración inicial lo habían negado. Ambos justificaron la mentira en los nervios y el miedo. "Era la primera vez que me pasaba una cosa de esas", repitieron los dos en referencia a la detención policial cuando hacían entrega del sobre y recibían la droga en un paquete que Iván tiró al suelo al ver aparecer a los agentes.

En cambio, el acusado de realizar la entrega de 54 gramos de cocaína en la gasolinera, Francisco Javier Pedreira, de Porriño, indicó que estaba pasando el día en las termas y que acudió a las 23 horas a la gasolinera para "comprar comida". Allí preguntó a Iván y Samuel "por el camino de vuelta". Sobre los 2.400 euros que según el fiscal tenía en la mano y contaba cuando llegó la policía, este acusado señaló que "me lo dio mi madre para comprar un coche".

La policía desmanteló esta supuesta red a partir de una investigación iniciada en abril con escuchas telefónicas que señaló a Fidel Nguyen como la persona que "financiaba y adquiría" la droga para entregársela a Carlos Prado y Adrián Pérez, que a su vez la suministraban a David López y José Ramón Iglesias "Papi". Estos preparaban las dosis en un piso de Covadonga y la distribuían a los consumidores. Sheila González se encargaba de recaudar el dinero y entregárselo a Nguyen.

En los registros domiciliarios se encontraron cantidades pequeñas de droga, útiles para su preparación y anotaciones.