Los restos mortales de Felipe Pérez Carral, el trabajador ourensano de 41 años de edad que perdió la vida al desplomarse una grúa en Arrecife (Lanzarote), están siendo embalsamados para proceder a su traslado y entierro mañana o el viernes en el cementerio de Longoseiros (O Carballiño). La viuda, Jackeline Fernández Ferreiro, antes de emprender viaje de regreso a la villa del Arenteiro, ayer a las tres de la tarde, aseveró a este diario, entre sollozos, que la familia "se encuentra destrozada; imagínese, deja un niño de seis años y una niña de doce".

Jackeline Fernández, que no pudo ver el cuerpo de su marido hasta últimas horas de la mañana de ayer, comentaba que "la grúa se vino abajo, no saben por qué; todavía no encontraron ninguna causa que explique por qué se desplomó y se estrellaron los dos contra el asfalto. Están declarando los de las máquinas y todos, porque desconocen el motivo. Al principio decían que había sido un golpe de viento, pero el viendo es imposible que pudiera volcar la máquina".

El accidente se produjo cuando Felipe Pérez Carral permanecía a doce metros de altura, con el trabajador peruano Víctor Manuel Angulo Miño que iba a proceder a la limpieza de los cristales de la fachada del edificio, ambos sin arneses ni cascos, por lo que terminaron impactando sobre el asfalto de la autovía de Arrecife, afortunadamente sin llegar a causar víctimas entre los conductores que circulaban en ese momento por la vía, aunque alcanzó a un vehículo.

La viuda recuerda que la ilusión de su marido era la obra del complejo residencial de lujo, en la que ejercía como encargado, que se empezó a construir en la primera línea de playa en 2003, en la que acabaría perdiendo la vida. Y lamenta, apesadumbrada: "Él era un terco, también, se subía a todo; no le metía miedo nada. La ilusión de él era este edificio, sólo vivía para esa obra. Su gran sueño era ver el edificio acabado".

Jackeline Fernández revela que se está sobreponiendo al terrible accidente "con las pastillas" que le están proporcionando, mientras que sus hijos están recibiendo apoyo psicológico. "A Felipe, que tiene seis años, le dije que su padre había ido a un viaje muy grande y que no podía volver, y él me preguntó si había ido a Madrid o a Barcelona para operarse y cuando volvía". Y María, que tiene doce años, "no quiere oír hablar del accidente".

La viuda, de 37 años de edad, recuerda que llegó con Felipe Pérez Carral a Arrecife y sus hijos hace seis años, para iniciar la construcción del edificio, que se concluirá "en diciembre o principios de enero".

Pese a que residen en una casa de alquiler en Arrecife, la viuda de Felipe Pérez todavía no tiene claro si se instalará definitivamente en O Carballiño, lugar donde tiene casa y familiares –reside en la villa ourensana su madre y su hermana-, para vivir con sus hijos. Señala, entre sollozos: "Yo no sé lo qué voy hacer de mi vida, porque él lo era todo". Sin embargo, tiene claro que se quedarán por lo menos hasta el próximo verano, para que los niños puedan terminar el curso.