Una obra ineficaz y poco eficiente

Adolfo Costas Gascón

A la hora de formalizar un contrato laboral, es frecuente establecer la diferencia entre eficiencia y eficacia. Por lo que respecta al primer concepto, consiste en lograr un objetivo con los mínimos recursos, lo que implica que con un mismo gasto temporal se reducen los costes, y en el caso de la eficacia, se trata de la capacidad de conseguir lo que nos proponemos, en el tiempo fijado. Pues bien, en la obra que desde primeros del año sufrimos, en de la plaza de Barcelos de Pontevedra. no se da ninguno de estos fines, pues desde sus inicios, apenas se nota algún cambio digno de reseñar, lo que indica que no hay tiempo fijado para su realización, y por los pocos efectivos que se observan, también la eficiencia brilla por su ausencia. Eso sí, los perjuicios se visualizan claramente, tanto por el polvo que se acumula en la zona, como el barro que se forma cuando llueve, algo que resulta un grave riesgo para quien transita por allí, como resbalar y caer en la calzada.

Perjuicios que no solo afectan a los centros comerciales y de restauración existentes en la plaza, sino también a los niños escolarizados en el colegio allí ubicado. Por todo ello, quiero hacer una llamada a la institución u organismo responsable de esta contratación, para que, en lo posible, agilice la finalización de la misma, porque está resultando interminable en el tiempo, e insoportable para propios y extraños. Obra, que por cierto, al ser pública, pagamos entre todos los pontevedreses.