Opinión
Cuando las ovejas duermen
No somos muy conscientes, la verdad, pero la política nacional de España está íntimamente ligada a la música y las estaciones.
Baste revisar el año meteorológico, en particular las “cuatro estaciones” que se quedan en tres con el cambio climático, que dieron comienzo el verano pasado en plena canícula del 23 de julio.
El Gobierno propició las elecciones adelantadas bajo el sofoco español. La clave en “sol menor”, con la que estaba cayendo, fue una ilusión.
Para Vivaldi, en otoño, hay mucho relajo. Prácticamente desaparecido por el cambio climático las cosechas vienen importadas, los electores estamos entretenidos en abundancias ajenas. A ver quién se pone a coger la azada como está la agricultura.
Para contrarrestarlo, en “fa menor” Galicia eligió el invierno electoral, y le salió mayoría absoluta. Cada uno a su bola para que el viento le sea favorable, aún con el castañear de dientes de ese tiempo musical. Música y política se dan la mano, era visto.
¿Es o no música programática?
Ya vendrá “Paco” con la rebaja. La primavera aguarda.
De hecho, el pastor de Vivaldi duerme plácidamente oyendo pajaritos. Lo que menos pensaba era que la tormenta se avecinaba, al punto que en primavera el cabrero abandona su rebaño, lo deja durante cinco días. La música programática lo define magistralmente, instrumentos y argumento se entrelazan. Afloran sensibilidades.
La música programática viene a incorporarse a la política, es un hecho, y tiene por objeto “evocar ideas e imágenes en la mente del oyente”, del elector.
El triministro Bolaños y el mentor del CIS, Tezanos, lo saben dominando tiempos y partituras del presidente Sánchez que es un primor. La oposición, a verlas venir.
Y así, en “mi mayor” –yo, mí, me, conmigo– don Pedro Sánchez aprovecha los violines primaverales para encandilar al electorado vasco, de paso al catalán que viene a ser lo mismo.
Es cuestión de cambiar de director de orquesta. Illa, Salvador sin ir más lejos a la batuta, desde que dirigiese la pandemia en aquel atril conteniendo miedos nacionales.
En el segundo movimiento de primavera, el pastor de Vivaldi aparenta dormir, las ovejas le imitan. Pero se escapa a hurtadillas para organizar las próximas elecciones europeas. Todo esta en la música programática.
Mientras, en el tercer movimiento primaveral ´mi mayor´ –o ambición– ninfas y pastores bailan el 1 de Mayo celebrando con éxito a Vivaldi, al cambio don Pedro Sánchez, al que hay que reconocer más que ser bilingüe su gran lenguaje musical.
La música programática es lo que tiene, viendo la biografía de Vivaldi, incluso fue exorcista, cosa que en política también encaja expulsando bulos y demás oposiciones críticas, mientras las ovejas duermen.
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