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Juan Carlos Herrero

Listas de espera en sanidad

El desigual derecho a la protección de la salud

El derecho a la protección de la salud está en el artículo 43 de la Constitución. Las prestaciones se regulan por una ley. Como todos somos iguales ante esa ley, según el artículo 14, sin que prevalezca discriminación alguna, pues verde y con asas que puede ser una moto.

Un ejemplo vivido demuestra esta “igualdad”.

Con una pata arrastro y en una lista sanitaria de aquí te espero, no hubo más remedio que pagarse una operación. Hete aquí que al poco nos llaman del hospital de la red pública y preguntan:

–¿Tú eres zutano, sobrino de fulano? Es para darte cita al preoperatorio.

Esta llamada desequilibró mi inocente concepción de igualdad, la interlocutora se equivocó de teléfono y de persona, pero quedó claro que había algún recomendado. Pena de cuartos gastados en la sanidad privada.

En otrosí durante un ingreso en urgencias con una patología sobrevenida, ajena a cualquier oficio, insisten en la anamnesis de cama queriendo saber cuál es nuestro empleo.

Quedamos con ganas de soltar “sus labores”, pues no veíamos relación, salvo que ingresáramos por caída de una maza en el pie que no era el caso, al ser enfermedad común.

En el supuesto de afecciones pulmonares sí que somos iguales, la boina de nube tóxica contamina igual, seas gerente que gente corriente. ¿A qué te preguntan si fumas, si estamos hasta las cejas de humos contaminantes?

Al efecto hicimos la oportuna observación: ¿hay diferencia entre un notario y un calderero? Igual sí, pensé.

En fin. Cuenta la leyenda que en un traslado de ambulancia a un hospital, la señora paciente resultó ser madre de un alto cargo político.

Le faltó tiempo a la paciente para llamar a su hijo y comentarle que en el trayecto final el asfalto estaba lleno de baches. Al poco la carretera quedó pulida, por recomendación extrahospitalaria. Es lo que tiene la fama.

Dile tú al de obras públicas que eres calderero y en el soporte vital básico de la unidad móvil la mascarilla de oxígeno se soltó varias veces por los baches. De ahí que te interroguen el oficio tienes, no vaya a ser.

Como no dudamos de la buena fe de la sanidad pública, y dado que los enchufes seguirán existiendo, en la entrevista prehospitalaria es bueno tirar del clásico “soy compañero”, el trato será distinto. No te van a pedir el título universitario, digo yo.

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