Opinión

Me sacan de mis casillas

El otro día me sacaron de mis casillas. Estaba yo tan tranquilo en ellas, tomando café y leyendo a un columnista con tendencia a la moderación y al Atleti y, de repente, zas, me sacaron. Me vi fuera de ellas. Me sentí desnudo. Cuando uno está desnudo, no puede rasgarse las vestiduras, ya que no tiene vestiduras. Hay quien se las rasga y se queda en pelotas, descubriendo algo absolutamente innecesario de ver y, por lo tanto, perdiendo cualquier razón. Y una camisa.

Mis casillas. Mis casillas son amplias y confortables, lindan un poco con el dogmatismo, pero cabe mucho. Quepo yo y algunos invitados, aunque a mí no me gusta ir a las casillas de nadie. Incluso a las que son flexibles y amplias y caben hasta contradicciones. El tema es que el viaje suele ser largo y cansado y la verdad es que ya está uno para dar sus 10.000 pasitos al día, pero no para gestas ni para estar diez horas en un avión. Tres sí. Con tres o menos te plantas en Berlín, Londres o París que son sitios donde a uno lo entienden y hasta puede no tener que explicar cómo se prepara un Negroni. No es que sean gente civilizada, pero son gente acostumbrada.

Fuera de mis casillas no oigo bien, hay mucho ruido, no conoces a la gente y al malhumor que te entra has de añadir el frío que hace. Fuera de tus casillas no notas el calor de tus argumentos, no hay calor; ni la calidez de tu carácter de anfitrión, dado que has de estar en guardia. Lo peor de todo es que los que te saquen de tus casillas, o el que te saque, se larguen luego. No, oiga, no. Usted me ha sacado y usted me vuelve a llevar. Y si tiene decencia, se marca una invitación, unas gambas o algo para sellar la paz. Y, después, gloria.

A lo mejor a usted toda esta peripecia mía lo está sacando de sus casillas, siendo como soy yo sin embargo un columnista poco moderado y sin tendencia al Atleti, aunque sí pretendidamente chispeante con inclinación a la melancolía vespertina, a los piononos y a la contemplación de colecciones ajenas de bibelots. Espero que no lo haya sacado ya y, en caso afirmativo, que tenga un buen viaje de regreso. Sin que lo encasillen.

Suscríbete para seguir leyendo