Cuatro Cosas

Pues sí: tenía razón el filtrador enmascarado cuando advirtió que la última semana antes del 18-F el juego sucio y la guerra tóxica se iban a multiplicar. Y entonces llegó Zapatero con sus discursitos. Daba grima escuchar la manipulación vergonzosa que hizo de las palabras de O Noso ex, sobre todo cuando intentó hacer creer a su público que Feijóo estaba a favor de amnistiar a Puigdemont. ZP se parece cada día más al venezolano Maduro, al que servía en la mediación con sus opositores en Cuba. ¿Donde si no...? ¿Eh?

Pero también hay movida en la orilla de enfrente. Sobre todo en las tierras altas, donde el PP podría perder hasta dos escaños. Eso haría peligrar, según oyó el pájaro cantor la presidencia provincial de la organización, porque dos escaños son muchos escaños. Y, si ocurre, contrastaría demasiado con el balance del 23-J. No sería cuestión personal, o eso cree avecilla, pero como suele decirse “no quedaría más remedio” que renovar. La cuestión paralela es que serían más los llamados que los escogidos, y por tanto habría lío...

A los que no le llega la camisa al cuerpo es a los del PSdeG. Y es que al paso que van no les queda otro remedio que suspender la procesión de ministros y cambiar la procesión en otra de carácter penitencial. Porque no se comen una rosca en ninguna de las cuatro provincias, y eso es como ir de caza con un tirachinas y pretender capturar un tigre de Bengala. Y de confirmarse la caída la cofradía de los fieles difuntos tendrá que ampliar sus locales. Uyuyuy.

En cambio, los de Sumar tienen esperanza de acta en la provincia de Pontevedra. Tienen un cabeza de lista –de Comisiones Obreras, por supuesto– que es serio y de fiar y eso siempre importa. Anacleto recuerda a la parroquia que fue en el suroeste donde Yolandiña obtuvo un acta de diputada, a pesar de que es de las tierras altas. Los demás esperan el milagro, porque no aparecen ni en los puestos de suplentes que a veces incluyen las encuestas. Y eso es un handicap imposible de superar, sobre todo en tierras como las gallegas, donde la competencia es auténticamente feroz. ¿Capisci...?