Artículos de broma

Progreso al regreso

Javier Cuervo

Javier Cuervo

No hay que creer que cualquier tontería responde al ideal del progreso ni que este sea sucesivo y razonable, pero es peor el actual abandono de la idea de avanzar.

Ha caído lo sucesivo: la ciencia y la tecnología prefieren la brusquedad disruptiva, que halla un camino distinto al que se explora. Hay campos en que está bien, pero en otros es molesto. Lo más disruptivo en la vida es “estás muerto”, pero también “estás despedido”, “estás arruinado”, “es maligno y no se trata”.

Para medir el progreso miramos la economía y su crecimiento en décimas; la ideología, con su viraje de 180 grados y la tecnología, subitánea, que salta, caprina, para cambiar la civilización cada 15 años.

Se abandona la idea de progreso como motor: nadie puede ofrecer un avance colectivo suficiente porque el liberalismo es egoísta. La economía de la desigualdad enriquece a unos a costa de empobrecer a los demás en un ambiente de “sálvese quien pueda” en el que mueren más que en un desalojo organizado.

"La ciencia y la tecnología prefieren la brusquedad disruptiva, que halla un camino distinto al que se explora"

La tecnología brincante desplaza usuarios entre los mayores; trabajadores entre los de mediana edad y crea esclavos entre los jóvenes, según los optimistas.

La ideología regresiva, propia de la incertidumbre solitaria del presente incómodo, se ceba con la grasa de una fabricante de bulos retrospectivos llamada “memoria”, una aliada a la expulsión del presente que se expresa diciendo “en mi época” y “antes”.

Aunque afecta al envejecido Occidente, en España asoma con fuerza como en un perpetuo sábado tarde de “Cine de barrio” con copla, caspa y monjitas divertidas.

¿Cómo llamar a los peregrinos al pasado? Por culpa del dolor placentero de la nostalgia, “retro” no tiene malas connotaciones como para ser antónimo de “progre”, un término ideado por Juan Cueto, despectivo en origen con una forma de aparentar.

Para neorrancios propongo “regre”. No espero que funcione, pero es que “facha” está desgastado y no ajusta fino con los partidarios de una nueva realidad antigua.

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