¿De qué terrorismo hablamos?

Joaquín Rábago

Joaquín Rábago

Los últimos sucesos en Israel, con la interminable lluvia de cohetes lanzados desde Gaza contra territorio judío, el secuestro de militares y civiles, entre ellos mujeres y niños, y centenares de muertos y miles de heridos han demostrado la vulnerabilidad del país con el más poderoso ejército de Oriente Próximo.

Y ello ha sucedido para colmo con el Gobierno más derechista de la historia de Israel y con un primer ministro, el al parecer incombustible Benjamín Netanyahu, que acababa de mostrar de modo insultante en la Asamblea General de la ONU un mapa del Nuevo Medio Oriente del que había desaparecido por completo Palestina.

Los ataques llevados a cabo por los islamistas más radicales palestinos, a los que se sospecha que apoya Teherán, cogieron por sorpresa tanto a los servicios de seguridad israelíes como a los de estadounidenses y británicos.

Y todo el mundo se pregunta hoy cómo pudieron los radicales de Hamás infiltrarse en Israel desde un territorio prácticamente sitiado por aire, mal y tierra como es la franja de Gaza sin que sonaran las alarmas.

¿De qué terrorismo hablamos?

Palestinos trasladan a un herido en los bombardeos israelís sobre Gaza. / Efe

Hamás trató sin duda de aprovechar un momento de crisis de la sociedad israelí, dividida por el intento de los miembros más ultras del Gobierno de coalición de Netanhayu de acabar con un Estado de derecho del que por cierto no se benefician los ciudadanos palestinos.

Al mismo tiempo tal vez intentó también Hamás frustrar el eventual acercamiento entre Israel y Arabia Saudí en el marco de los llamados “acuerdos de Abraham”, impulsados por Estados Unidos, algo de lo que venían hablando los medios internacionales últimamente.

Sea como fuere, esas acciones de los radicales islamistas sólo cabe condenarlas inmediatamente y sin posibles equívocos como “terrorismo”. Es el terrorismo de los desesperados y fanáticos.

Pero hay también otro tipo de terrorismo, mucho más calculador y frío, que se llama “terrorismo de Estado” y es el que lleva practicando Israel desde hace ya décadas contra la población palestina, a la que el actual Israel trata de borrar del mapa.

Me refiero, entre otras cosas, a los castigos colectivos, los asesinatos extrajudiciales, las detenciones arbitrarias, las torturas de los detenidos, la ocupación de tierras por los colonos israelíes, la demolición de viviendas y la denegación de los derechos más elementales.

"Israel ha preferido ignorar con total impunidad las numerosas resoluciones de Naciones Unidas a favor del pueblo palestino"

Todo lo cual ha sido una y otra vez condenado no sólo por las organizaciones de derechos humanos como Amnistía Internacional sino también por las Naciones Unidas, cuyas numerosas resoluciones a favor del pueblo palestino, Israel ha preferido, sin embargo, ignorar con total impunidad.

Pues los mismos gobiernos de Occidente que no han dudado un momento en denunciar por “injustificada” la invasión rusa de Ucrania y entregar a este país el armamento de la OTAN que pudiera necesitar para hacer frente al invasor no han movido, sin embargo, un solo dedo en el caso de los palestinos.

Israel tiene, por supuesto, pleno derecho a existir y a defenderse, han vuelto a afirmar en sus declaraciones de condena del terrorismo de Hamás todos los gobiernos de Occidente, empezando por el de Washington.

Pero ¿acaso no tienen el mismo derecho los palestinos, sometidos a continuas violaciones del derecho internacional y humanitario por parte de un Estado que presume además de ser el más democrático de Oriente Próximo?

Los ataques de Hamás tuvieron como respuesta inmediata y previsible el bombardeo por Israel de varios bloques de viviendas de Gaza, una de las zonas más densamente pobladas del planeta, sin que diera tiempo a escapar a sus vecinos. Y además ¿a dónde podrían huir, encerrados como están en una enorme prisión al aire libre?

Al margen de declaraciones unilaterales de condena del terrorismo islamista o de anuncios de que se suspenderá la ayuda a las organizaciones pro palestinas, deberían nuestros gobiernos exigir por fin a Israel que deje de violar una y otra vez el derecho internacional. Está en juego la paz en toda esa región.

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