La nada

Xoel Ben Ramos

Xoel Ben Ramos

Como un Celta sin Aspas o un Abel sin Navidad, como el Reino Unido tras la muerte de Lady Di o la Guerra Fría sin carrera armamentística, en fin, como un pulpo á feira sin sal gorda ni pimentón, lo de este viernes en “Luar”, sin Gayoso, fue eso: la nada. Aunque, aplicando un poco de lógica, esto era lo esperado: un cambio que se veía venir. Lo sabía él, lo sabía la audiencia y la CRTVG –ese ente–, también lo sabía.

Y al viernes le siguió el sábado y tanto nos sorprendió su ausencia como nos deleitó la sonrisa de Esther y su presencia. Desde siempre el ‘marketing’ de “Luar” ha tenido un punto provocador, siempre han manejado los hilos con maestría pegándonos a la pantalla de una manera u otra. Sin embargo, lo de llegar al extremo de operar de cadera a tu presentador estrella y jugártela a empezar sin él la temporada…, eso es otra liga. Bueno, todo sea por el famoso “share”, que lo habrán petado de nuevo. Porque me pregunto: ¿a alguien le ha pasado por alto el vacío de Xosé Ramón? Es más, como a rey muerto, rey puesto, las redes comenzaron una especie de primarias para escoger nueva cara. Me río de las presidenciales yanquis. Aquí, cada parroquia, ya presumía de un par de candidatos –como mínimo– con micro-pegado-al-bico listos para saltar al escenario.

“Luar” no es Galicia, eso es obvio, pero si fuéramos una República Marisqueira con sistema presidencialista, y Gayoso tuviera a bien candidatarse, seguro que saldría elegido presidente, no el primer ministro, ojo. Porque el presidente de la República es esa figura que aúna voluntades, apaga discrepancias y, como dirían los asesores de imagen, da bien ante las cámaras cuando se encuentra de visita oficial con los líderes vecinos. “Luar” no es Galicia, repito, pero se comprende mejor a los habitantes del macizo si uno repasa los mejores momentos del programa a base de ‘sketches’ de los Tonechos, Mucha y Nucha, llamadas a buenos ciudadanos a horas intempestivas o el concurso de Miss Vaca. Y todo esto con mucho baile, música variada y ambiente festivo de viernes. Una pequeña romería televisada con un público… ¡que válgame Dios!, decir entregado, es decir poco. De hecho, conseguir un sitio para el especial de Fin de Año, era equiparable a lograr asiento en Río Alto para un Celta-Dépor de principios de los dos mil.

Sí, es solo un programa. Una sucesión de actuaciones, entrevistas, concursos y humor, sí, pero “Luar” ha conseguido algo más; ha creado algo que nos corre por las venas, a veces con cierto rubor y otras, con orgullo patrio. Además, en nuestra república imaginaria, Gayoso siempre será presidente.

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