La absurda verticalidad de un salvavidas

Juan Carlos Herrero

Juan Carlos Herrero

Son cifras oficiales del INE. La mortandad en España sigue mostrando una diferencia sustancial respecto a la estadística prepandemia, cincuenta mil personas más fallecieron en 2022. Ese “más” es un diferencial añadido. El incremento está por diagnosticar, siendo las “causas externas” o accidentes dieciocho mil fallecimientos, también al alza.

Dentro de este apartado, el ahogamiento o sumersión e insuficiencia celular por oxígeno, sofocación, está en la escalofriante cifra de cuatro mil víctimas, sin contar los múltiples accidentes resueltos por los servicios de salvamento o rescatistas espontáneos que se juegan la vida para salvar al prójimo, la mayoría de casos sin datar. Combinado la normativa de seguridad en piscinas, playas y demás espacios donde nos bañamos, la disponibilidad de aros y otros flotadores salvavidas solo es preceptiva en piscinas, no así en el resto de medios acuáticos.

Este es un error normativo-preventivo sin paliativos, en especial para las playas. Debe ser obligatorio como en las piscinas. ¿Dónde está la diferencia? Los municipios y demás entidades presumen de playas y puertos deportivos premiados con “Bandera azul” sin tener un solo salvavidas fijo, permanente, durante las veinticuatro horas todo el año. No es suficiente el servicio de salvamento de verano y ocho horas, donde los haya.

Más de cuatro mil personas fallecidas en 2022 por ahogamiento, sin contar los miles de accidentes que provocaron un rescate de riesgo, debe hacer reflexionar a las autoridades municipales y autonómicas para implementar medidas de seguridad en playas y espacios fluviales donde concurren bañistas. Hay hasta jurisprudencia, tras demostrar que con un simple flotador lanzado a la misma altura de la orilla, a dos metros, hubiera salvado muchas vidas.

La absurda peritación que libra de responsabilidad patrimonial a quien se obliga a aplicar la medida preventiva exigida en una piscina, cuestiona la eficacia de un salvavidas en la arena de la playa: “Solo es practicable lanzado desde diferente altura”.

O sea, justifican que un salvavidas en la arena no es operativo.

Los modernos flotadores salvavidas deben estar distribuidos, accesibles en los espacios dispensados para el baño, también información clara y manifiesta de los riesgos de ahogamiento por corrientes de litoral o marea.

Nadie cuestiona en las carreteras el señalizado “Tramo de accidentes” y un sinfín de mensajes recordándonos las medidas básicas de seguridad vial. ¿A qué esperamos para distribuir salvavidas, haya o no cota de altura para su lanzamiento, reducir el dramático número de ahogamientos?

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