Caminando juntos en la ascesis cuaresmal

Luis Quinteiro Fiuza

Luis Quinteiro Fiuza

Como cada año en estas fechas el papa Francisco nos envía un mensaje y en él nos invita a iniciar el camino cuaresmal contemplando un momento muy importante de la vida del Señor, su Transfiguración. El papa nos propone tomar este Evangelio como guía para nuestra experiencia de preparación para la Pascua.

Pocos días antes de este episodio, narra el Evangelio, se había producido un auténtico enfrentamiento entre el Maestro y Pedro, quien había rechazado de plano su anuncio de la pasión y de la cruz. Ahora, seis días después, Jesús tomó a Pedro, a Santiago y a su hermano Juan, y los llevó aparte, a un monte elevado, y les mostró su gloria. También el Señor nos toma a nosotros consigo en este tiempo litúrgico y nos lleva a un lugar apartado. En Cuaresma se nos invita a los cristianos “a subir a un monte elevado” junto a Jesús para vivir juntos una experiencia particular de ascesis.

La Cuaresma es un tiempo de ascesis, es decir, de entrenamiento espiritual y físico para el seguimiento de Jesús, sobre todo, para superar nuestras faltas de fe y nuestras resistencias a seguirle en el camino de la cruz. A los apóstoles les costó mucho aceptar el camino de la cruz que el Señor les propuso y a nosotros nos pasa lo mismo. Es necesario que aceptemos este camino, un camino cuesta arriba, que requiere esfuerzo, sacrificio y concentración.

"En Cuaresma se nos invita a los cristianos 'a subir a un monte elevado' junto a Jesús para vivir juntos una experiencia particular de ascesis"

El camino ascético cuaresmal, nos dice el papa, tiene como meta una transfiguración personal y eclesial. Una transformación que tiene su modelo en la de Jesús y se realiza mediante la gracia de su misterio pascual. En orden a alcanzar este objetivo en la Cuaresma de este año, el papa Francisco nos propone dos caminos a seguir para ascender junto a Jesús y llegar con Él a la meta.

El primero se refiere al imperativo que el Padre dirigió a los discípulos en el monte Tabor, una voz desde la nube les dijo “Escuchadlo”. La primera indicación es escuchar a Jesús. La Cuaresma, nos dice el papa, es un tiempo de gracia en la medida que escuchamos al Señor. Y el Señor nos habla, sobre todo en la Palabra de Dios, que la Iglesia nos ofrece en la liturgia. Por eso, nos invita a participar en la misa y, si no podemos, a meditar las lecturas bíblicas de cada día, incluso con ayuda de internet. Además de hablarnos en las Escrituras, el Señor lo hace a través de nuestros hermanos y hermanas, especialmente en los más necesitados.

El segundo camino para seguir a Jesús que nos recomienda el papa, es luchar contra nuestros miedos para afrontar la realidad con sus fatigas cotidianas, con sus dificultades y contradicciones. Al escuchar la voz del Padre, “los discípulos cayeron rostro en tierra, llenos de temor. Jesús se acercó a ellos y, tocándolos, les dijo: ‘Levantaos, no tengáis miedo’. Cuando alzaron los ojos, no vieron a nadie más que a Jesús solo”. No podemos refugiarnos en una religiosidad hecha de acontecimientos extraordinarios, de experiencias maravillosas, sino que hemos de perder el miedo a la realidad de cada día para seguirlo “a Él solo”.

Con su mensaje para esta Cuaresma, el papa Francisco nos invita a vivir este tiempo como una fuerte experiencia de sinodalidad. Aunque, a veces, el proceso sinodal parece un camino arduo y nos puede desalentar, hemos de vivirlo con empeño y constancia. Lo que nos espera al final será algo maravilloso y sorprendente, que nos ayudará a comprender mejor la voluntad de Dios y nuestra misión de creyentes. Invito a todos los fieles de nuestra diócesis de Tui-Vigo a compartir juntos este camino de la Cuaresma.

*Obispo de Tui-Vigo

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