Ceferino, amigo

Acaba de fallecer mi admirado y querido amigo Ceferino de Blas. Los dos llegamos a Vigo casi al mismo tiempo, él a finales de 1986 y yo a primeros de 1987. Desde entonces comenzó nuestra relación y, poco a poco, nuestra amistad. Él, como nuevo director del FARO DE VIGO, quiso potenciar la información marítima y pesquera y en ese contexto quiso incluir la investigación marina, tan potente en Vigo. Yo, al llegar como nuevo director del Centro Oceanográfico de Vigo, estaba deseando dar a conocer a la ciudad de Vigo las actividades de ese modélico centro de investigación.

Creo que gracias a Ceferino de Blas se impulsó definitivamente el conocimiento de la investigación marina en Vigo, no solo la del Oceanográfico, también la del Instituto de Investigaciones Marinas, la de la Universidade de Vigo con su Facultad de Ciencias del Mar, la de Cetmar de Anfaco y de tantas otras entidades que hacen investigación marina puntera en Vigo. Mucho tiene que agradecer la investigación marina el impulso que dio Ceferino a su amplio conocimiento mediático.

Tanto en esa faceta, como en todas las demás de Ceferino, creo que se deben destacar algunos aspectos que le hacían sobresalir. Quizá en primer lugar la sensatez. Ceferino era una persona sensata. Analizaba las cosas, las pensaba, las meditaba y cuando daba su opinión, o su consejo, todos los que le escuchábamos nos quedábamos sorprendidos. Ceferino tenía razón, la razón de la sensatez. Había acertado en su análisis. En segundo lugar, la meticulosidad. Sus análisis y reflexiones no eran ligeros. Además de la gran cultura que tenía, estudiaba a fondo las cosas. Tanto para hablar como para escribir.

Entre muchos detalles recuerdo cuando escribió su delicioso libro “Cíes. Las islas de Vigo. Historia, leyenda y poesía)”. Cada párrafo de ese libro, como en todos sus libros, está meticulosamente estudiado y documentado. Para escribir alguno de sus párrafos, para asegurarse de ciertos detalles, se puso en contacto conmigo. Hablamos largamente, buscamos la documentación que necesitaba para consolidar lo que quería decir y después de mucho trabajo y estudio escribía los textos. Seguro que para cada párrafo del libro hizo lo mismo con otras personas. Perfeccionista, información precisa y documentada, meticulosidad.

Y, cómo no, las personas. En toda la vida y la obra de Ceferino de Blas están las personas. Siempre cercano, siempre afable, siempre con una sonrisa. En todos sus libros y en casi todos sus artículos periodísticos se citan y mencionan personas. A todas les dedica palabras ecuánimes pero amables. Siempre encontraba una virtud para destacar en cada una de ellas. Así tenía cientos de amigos tanto en Vigo como en el resto de Galicia y en su Asturias natal. Y entre ellos me encuentro yo. Todos nosotros le vamos a echar terriblemente de menos. Ceferino, amigo.

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