El mar ha sido un motivo recurrente en el arte desde los petroglifos prehistóricos. La inspiración artística, además de haber recogido la evolución de las naves, ha dado protagonismo histórico durante siglos a este símbolo. Pero es a partir de la épica naval de Rande, por su importancia en las repercusiones del futuro mapa europeo, cuando el arte recoge definitivamente la antorcha del mar como espacio bélico. Más de cincuenta pinturas y grabados de la Batalla de Vigo están expuestos en los mejores museos del mundo.

En la Ría de Vigo nació un capítulo en la historia de la pintura y grabado, con la nueva estética del nuevo poder en Europa, en que la política y el comercio se valoran a través de coordenadas marinas. El prestigio del nuevo poder europeo se proyecta a través de heroicos navíos que pretenden simbolizar la dignidad nacional de los países atacantes como Inglaterra y Provincias Unidas (Holanda), frente al desastre perdedor de galeones desarbolados, ardiendo y hundiéndose en el iluminado escenario del mar vigués. El pincel de los artistas de los países vencedores, verdaderos pintores/cronistas, se convierten en arma de comunicación y propaganda histórica. Por el contrario, el barroco mantenía a los pintores españoles lejos de la moda europea de aquella bélica inspiración marina.

Los cuadros de la Batalla de Rande están dotados de mucho movimiento y estudiada composición. Ejecutados con buen dibujo, colorido cálido y abundante empaste, los fondos de la Ría se desvanecen en esfumadas y románticas lejanías. La dramaturgia del paisaje romántico vigués está claramente presente en la mayoría de estos cuadros, con la visión de una batalla cuyos navíos son juguetes del fuego, junto a la terrible tragedia del marino impotente y empequeñecido, dando a entender lo absurdo del drama del ser humano en situaciones límite. No aparecen protagonistas militares, únicamente las enseñas navales que describen quien detenta el poder en los episodios de la batalla. La mayoría de esta riqueza pictórica recoge las naves almirantas y capitanas en la vanguardia de la batalla en pleno enfrentamiento bélico, cuya composición gráfica ya difiere mucho de la serenidad, escaso movimiento y linealidad de buques de batallas de siglos anteriores.

Con el nuevo reparto de Europa tras el Tratado de Utrecht, aparece la utilización de estas obras de arte de la “Battle of Vigo” con la intencionalidad del prestigio, lo que muestra la estrecha conexión que ya existía entre arte y la política. Estos lienzos anuncian el final de la navegación a vela en los conflictos y una crónica perfecta de aquella actualidad marítima, a la vez que la otra cara del romanticismo. Esta universal colección de arte refleja la fidelidad del acontecimiento histórico de Rande, contado por los mandos militares a los diferentes artistas europeos, en el momento de encargar sus cuadros, para legar el testimonio de su triunfo a la posteridad. Lo cierto es que la política y el arte dejaron para la historia uno de los impresionantes documentos gráficos de aquella gran Batalla, cuyo valor documental merece estar entre los cuadros de batallas más importantes de la Edad Moderna. Sería grandioso que podamos apreciar alguna muestra artística de aquel acontecimiento histórico en el próximo 320 Aniversario de la Batalla de Rande (1702-2022).

*Miembro del Instituto de Estudios Vigueses