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Hay muchas palabras que en un momento determinado están de moda y son profusamente utilizadas y a veces de tanto uso se pierde el sentido de su significado y finalmente no sabemos lo que se quiere decir.

Hoy la palabra de moda es la transición, todos aceptamos que estamos inmersos en un proceso de cambio de muchas cosas, el avance tecnológico se va imponiendo en todos los sectores y vivimos en un continuo cambio, pero que a veces da la impresión de que no nos enteramos muy bien de lo que va.

Tenemos transición digital, ecológica, energética, tecnológica y otras muchas más, ¿pero que viene a significar “la transición”?

Simplemente supone que, partiendo de una situación hipotéticamente mejorable, pasamos a otra experimentando una multitud de cambios que inevitablemente debería afectar de forma positiva a la mayoría y de forma negativa a los menos. Un ejemplo.

El presidente de Toyota ha dicho hace unos días que el coche eléctrico acabará con millones de puestos de trabajo. Estamos entonces en transición de los sistemas de movilidad.

En España hace más de veinte años, por razones medioambientales, se inició una transición para la eliminación de la utilización del carbón y por tanto tarde o temprano se cerrarían las minas y también se perderían miles de puestos de trabajo. Pasaron muchos años con actuaciones públicas y privadas de transición apareciendo manifestaciones de los mineros, regulaciones de empleo, asignación de dinero público para financiar la reducción de las plantillas, jubilaciones anticipadas, subvenciones para crear otras empresas y largo etc.

Final y recientemente se llegó a la estación terminal. Las minas se cerraron, pero curiosamente volvieron a renacer las quejas por su cierre y el impacto ocasionado a empresas de servicios que han trabajado en el sector minero, protestando por el daño que se le hace, pero hay que reconocer que no sería porque no se hubiera dicho antes que iba a suceder.

Muchas personas y empresas obviaron la afectación negativa de la eliminación de la economía del carbón y finalmente se dieron de bruces con la realidad de la transición.

Teniendo experiencias como esta, haríamos bien fijarnos bien en las transiciones en curso, porque no cabe duda de que traerá modernidad y sostenibilidad, pero también habrá afectados. Que cambiaremos es inevitable, pero deberíamos ser conscientes de la velocidad de ese cambio y enfatizar que la transición sea justa.

*Economista

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