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Marcelino Otero López

Decisiones incorrectas

Estamos padeciendo consecuencias de decisiones para las que existe mucha controversia sobre si son correctas o incorrectas. En el caso de la invasión rusa de Ucrania, se ha provocado una serie de decisiones que al menos en Europa generalmente se aceptan como erróneas y efectivamente hay un gran consenso sobre que el presidente ruso ha adoptado decisiones muy incorrectas, en primer lugar para las personas que han fallecido como consecuencia de la guerra, pero también están siendo valoradas como muy erróneas si vemos el daño económico producido tanto a la economía de la parte causante de la guerra, como al conjunto de países que se han opuesta a ella, entre los que nos encontramos.

Habíamos planificado y habilitado medios muy importantes en Europa para producir una transición energética que debería evolucionar a lo largo de varios decenios, hasta alcanzar los objetivos de descarbonización en la movilidad y la producción eléctrica, así como el desarrollo intenso de energías alternativas renovables, logrando además un objetivo estratégico doble como reducir la contaminación, el calentamiento global y por otro lado alcanzar mayores cotas de independencia energética, al no depender de productores de gas y petróleo y si usar nuestros propios recursos como el sol, el viento y el agua, como fuentes energéticas primarias.

Pues una decisión errónea también puede causar efectos aceptablemente positivos que van directamente en contra de los intereses económicos de quienes han adoptado decisiones de dudosa cordura. Europa podrá ser muchas cosas, pero es una de las áreas económicas de mayor poder adquisitivo y nivel de vida del mundo y por tanto es un gran consumidor y al carecer de materias primas propias es uno de los grandes clientes de productos energéticos y por ello proveedores de gas y petróleo como Rusia han tenido en Europa uno de sus principales clientes. Pues decisiones militares adoptadas, pero sobre todo decisiones contra sus propios clientes, como cortarles el suministro que además se distribuyen en costosas infraestructuras desarrolladas a lo largo de muchos años y hacer que esos clientes activen intensamente los planes de transición energética hacia las renovables, convierte a las agresivas decisiones en estupideces que se explican sencillamente con la metáfora de dispararse un tiro en el pie.

Si como consecuencia de todo esto vamos a acabar con un país atacante arruinado y los países oponentes con una transición energética exprés e independiente, pues…

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