Opinión | Crónica Política
Los ausentes
A partir de la idea, parece que aceptada ya urbi et orbi, de que la unión hace la fuerza es grato contemplar cómo poco a poco van integrándose en la llamada Alianza del Noroeste una serie de entidades e instituciones claves para conseguir sus objetvos básicos. Galicia, Asturias y Castilla/León, con la portuguesa Región Douro, son ya sumandos fundacionales; los puertos gallegos de interés general del Estado han dado un paso al frente, como los empresarios –y hay que saludar a la renacida CEG del señor Vieites–, y otros están en la lista. Sin lanzar las campanas al vuelo, procede reconocer que la cosa tiene buena pinta.
Es por ello que, en opinión personal, merecen plácemes todos los que insisten en impulsar no solo una vocación unitaria para resolver problemas colectivos –o sea, ocuparse de lo común– sino por lo que eso puede significar para la estructura económica y sociolaboral conjunta. Un impulso tanto más importante aún si cabe –y sobre todo– para la vertebración de Galicia. Y además, comm’il faut, es decir, planteando los tres gobiernos vecinos una estrategia que permita competir de verdad y en el mejor sentido con el ritmo del Mediterráneo peninsular. Competencia que para tener éxito necesitará “gente”, es decir, más apoyo popular.
No es aspirar a lo imposible. Lo hacen los levantinos desde hace mucho tiempo, y eso les ha permitido lograr mucho de lo que tienen. Es hora, pues –aprovechando la oportunidad que proporcionó el importante Foro Co/Logistics de Vigo–, de hablar de los ausentes. Naturalmente de los activos que, sin olvidar sus deberes políticos y electorales pero sin subordinarse exclusivamente a sus intereses, pueden aportar al esfuerzo común. En primer lugar el BNG y el PSdeG-PSOE,seguidos de los Concellos y Diputaciones de este Reino, quizá con el de Vigo y la de Pontevedra en cabeza, por la importancia que para ellos tiene lo pendiente.
(Por cierto, y sin ánimo de incordiar, todos podrían disipar, con una postura más activa, las dudas que algunos albergan acerca de su silencio sobre la falta de respuestas –positivas, por supuesto-– que el Gobierno central dedica a Galicia. El papel, para corregir ese “defecto” que puede ejercer el presidente de la Federación Española de Municipios y Provincias, don Abel Caballero, quizá no sea decisivo pero sin duda supondría un refuerzo sustancial cara al objetivo de que “nadie quede atrás”, como le está pasando a muchas empresas y autónomos que aquí padecen la pandemia, a consecuencia del pintoresco “reparto” que hace Moncloa.)
Y es que, aunque el término “deuda histórica” no guste a algunos, es difícil de discutir que se califique como se quiera, la que acumula Galicia es probablemente una de las más cuantiosas de España. Y no sólo por lo que se podría contabilizar en beneficios presentes o futuros, sino que el pasado sumaría un lucro cesante acumulado en decenios que situaría a la comunidad en otro nivel de progreso. Y recordarlo no es una queja sino la constatación de una realidad indiscutible a citar cada vez que haya ocasión. Y en esto cuentan todos: los presentes y los ausentes habituales. Y lo dicho: cuantos más a empujar hacia adelante, mejor,
¿Eh?
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