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Javier Sánchez de Dios.

Crónica Política

Javier Sánchez de Dios

La paciencia

Una de las -relativas- complicaciones que presenta la espera para conocer la decisión del presidente Feijóo acerca de su futuro más o menos inmediato es la que se relaciona con la paciencia de la población gallega. Y entiéndase bien: no se trata de que la ausencia de información conlleve una tendencia masiva al desasosiego ni que se minusvalore la necesidad de su señoría de establecer contactos para sondear sus posibilidades; aceptando eso, hay quien piensa en que tanto retraso conlleva una cierta descortesía hacia para con sus votantes. Al menos.

Lo antedicho no supone en sí mismo una crítica, porque la decisión supone una considerable modificación del panorama actual y futuro en este antiguo Reino, y por tanto ha de meditarse a fondo. Eso, en caso de afrontar el reto y presentarse como candidato al congreso del PP, lo que implica cambios en la Xunta y la gobernanza gallega. Y en caso de no presentarse, o de hacerlo y perder, significaría quizá un demérito futuro para el actual jefe del Ejecutivo y, de algún modo, también para Galicia entera, cuyo peso político ya endeble ahora mismo, se debilitaría aún más.

Don Alberto, que sin duda tiene ya tomada una decisión, no debiera posponer su anuncio hasta el último segundo porque ello podría parecer una inseguridad. Lo que conllevaría el mismo efecto, algo más reducido, que una derrota o una renuncia.

Nada de todo esto pone a don Alberto en el disparadero, pero limita acaso más de lo que él mismo cree, su margen de maniobra. Lo que se expone, como siempre, desde un punto de vista personal, el reconocimiento al derecho que tiene el presidente a manejar sus tiempos y, por supuesto, a tomar sus propias decisiones. Pero hay algo más que comentar: la duda, junto a la anunciada relativa proximidad de la confección de las listas electorales al menos en sus cabeceras, introduce un factos si no de inestabilidad, sí de estado de ansiedad en el seno de la Xunta.

Esa situación se derivaría no sólo de la hipótesis de relevo en la jefatura del Ejecutivo, sino también de uno o varios conselleiros/as para, como se anunció, liderar el intento de reconquista para el PP de algunas ciudades o villas mayores en Galicia. Y todo ello en coincidencia, lo que conforma un estado general de turbación en el que, olvidando el consejo, no sólo se va a hacer una mudanza, sino quizá varias más y casi a la vez. De ahí que cualquiera de sus asesores podría aconsejar al señor Feijóo que acelere plazos o gestiones.

Porque aunque es verdad que la fecha tope es el próximo miércoles, procede recordar que el que espera, desespera. Y, de un modo u otro, aquí está esperando todo el mundo, ocupe el lugar que ocupe en el escalafón interno o en el mapa político externo.

¿Verdad??

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