El documentalista Alex Gibney es un experto en referentes con pies de barro: a lo largo de su prolífica carrera ha retratado a ejecutivos fraudulentos (“Enron: los tipos que estafaron a América”), gobernadores demócratas exhibicionistas (“El cliente nº 9. La caída de Eliot Spitzer”) o cierta falsa gurú de la biotecnología (Elizabeth Holmes en “The Inventor: Out for blood in Silicon Valley”). Y antes de finiquitar su exploración “definitiva y sin adornos” del más que discutido Elon Musk, acaba de estrenar “El mundo contra Boris Becker” (Apple TV+), una miniserie documental sobre los claroscuros de una leyenda del tenis, un deportista en apariencia tan mentiroso como el protagonista de otra de sus películas: La mentira de Lance Armstrong.

Mano a mano con el productor John Battsek (“Searching for Sugar Man”), Gibney emplea dos capítulos de larga duración en contar el auge y caída de Becker, de sus tiempos como joven prodigio a su condena a dos años y medio de prisión por ocultar bienes cuando se declaró en bancarrota en 2017. Finalmente cumplió menos de ocho meses, 231 días, en un centro penitenciario londinense irónicamente no muy lejos de las canchas de Wimbledon.