Ayer se cumplieron 44 años de la publicación de “Sultans of Swing”, el primer gran éxito de Dire Straits, y el próximo 20 de agosto hará tres décadas del histórico concierto de la banda británica en Balaídos. Sin embargo, el tiempo no parece haber pasado por un repertorio irrepetible que esta noche (21.00 horas) interpretará en el Auditorio Mar de Vigo la banda de tributo gallega Great Straits. Su fundador y líder, Óscar Rosende, lleva tres lustros siendo el “Mark Knopfler gallego”, primero con Brothers in Band y desde 2019 en este nuevo y ambicioso proyecto musical.

–-¿Qué significa para usted la gira de Dire Straits que pasó por Vigo en 1992? ¿Estuvo en aquel histórico recital en Balaídos?

–Es mi gira favorita No estuve en ese concierto. Tengo la espinita de que no vi a Dire Straits en directo, sí a Mark Knopfler. Pero tengo tanta documentación no oficial de aquella gira, la última de Dire Straits, que es como si hubiese estado en esos conciertos. Aquella gran banda con 9 músicos, con una gran producción enfocada para estadios hico ese “clic” para que yo fuese tan osado de aprender a tocar la guitarra de manera autodidacta.

–-¿Qué repertorio se encontrará el público de Vigo? ¿Grandes éxitos o las canciones del último álbum de Dire Straits, “On Every Street” (1991)?

–Va a haber una combinación de los dos. Somos un grupo de 9 músicos y mi debilidad por esa gira es un poco mayor que por las otras, aunque soy un fanático de Dire Straits y de Mark Knopfler. El público se encontrará temas con los arreglos de aquella época, pero también otros de Dire Straits, otros que no fueron tocados aquella noche en Balaídos y alguno que otro de Mark Knopfler en solitario.

–Lleva más de 260 conciertos interpretando las canciones y la técnica a la guitarra de Mark Knopfler. ¿Qué canciones le reportan un mayor placer sobre el escenario?

–Buena pregunta. Mis amigos me preguntan si no me canso de tocar siempre lo mismo, y es todo lo contario. Me gusta hacerlo, y ahora más con esta nueva banda, Great Straits, con la que he recuperado la ilusión que había perdido por tocar las canciones de mi artista favorito. De todo el repertorio “Tunnel of Love” y “Telegraph Road” son las que me dan ese toque de placer extra. También “Sultans of Swing”, “Romeo and Juliet”, pero un poco más la parte rockera de “Tunnel of Love” y esa canción de 15 minutos, “Telegraph Road”, que es como una película donde la letra va narrando una historia y la música tiene diferentes momentos.

–¿Y qué temas le supusieron un mayor reto a la hora de dominarlas a la guitarra?

–Depende en la época en la que me encuentre aprendiendo cierta canción. Dire Straits, a pesar de no ser una banda con muchos discos ni una larga trayectoria -empezaron en 1978 y se disolvieron en 1992-, en esa etapa Mark Knopfler tiene una forma distinta de tocar la guitarra; basada en el “fingerpicking”, tocar con los dedos, pero el lenguaje difiere entre los dos primeros discos y el último, “On Every Street”. “Telegraph Road” es la que más tiempo me llevó entenderla, porque hay una modulación en la coda final… Y hay otras canciones que he tocado en el pasado, como “Planet of New Orleans”, del disco “On Every Street”, que quiero rescatar. No la tocaba desde hace 8 o 9 años. A la hora de tocarla hay que poner los cinco sentidos en ella.

–-¿Y la más difícil en cuanto a la parte vocal?

–Para mí, por la cantidad de letra que tiene y lo rápido que se canta, es “Industrial Disease”, del disco “Love Over Gold”, que tocaba hasta hace un par de años. Tengo que reconocer que era un poquito pesadilla, con cariño, porque el inglés no es mi lengua materna y aprender esa letra no era fácil.

–¿Qué parte de su anterior formación integra este nuevo proyecto, Great Straits?

–De las 15 personas que somos en total, 9 músicos en el escenario y 6 del “staff” técnico, nueve vienen de mi exbanda: cuatro músicos, si me incluyo a mí, y cinco técnicos. Hay una parte veterana y otra nueva. No sé si sonará a soberbia, pero esta banda suena mucho más a Dire Straits que la que tenía antes, sobre todo por la sección rítmica: guitarra rítmica, bajo y batería, que es la base que sustenta el resto de los instrumentos (teclado, “pedal steel”, saxo, percusión…). Esa base suena mucho más rockera, y la gente que esté en el Mar de Vigo lo va a notar.