Las cofradías del percebe acusan al sector mejillonero de alterar el sustrato de las rías

Deslizan que el "arrase" de zonas de costas dentro de la Red Natura podría ser un delito ecológico

Representantes de las cofradías con plan del percebe en una reunión celebrada en Bueu recientemente.

Representantes de las cofradías con plan del percebe en una reunión celebrada en Bueu recientemente. / GONZALO NUÑEZ

Las siete cofradías del sector del percebe de la provincia de Pontevedra vuelven a cargar contra la decisión de la Consellería do Mar de abrir nuevas zonas para la extracción de la mejilla a costa de recortar las áreas exclusivas de percebe. Unas críticas en la que instan a una reflexión tanto por parte de la comunidad científica como por parte de la Consellería do Mar. Los pósitos formulan una serie de preguntas, a través de las cuales en realidad acusan al sector mejillonero de incumplir con sus obligaciones a la hora de tratar los residuos y los detritos procedentes de la cría de mejillón en las bateas. A través de una pregunta retórica las cofradías acusan al sector mejillonero de “tirar de forma indiscriminada miles y miles de toneladas al mar” durante los últimos 60 años. “¿Se valoraron los perjuicios de estos residuos contaminantes en los fondos marinos y en las proximidades de los bancos marisqueros?”, preguntan a través de un escrito aprobado por unanimidad en la junta general de la Federación Provincial de Confrarías de Pontevedra.

Este grupo de siete cofradías -Cangas, Bueu, Aldán, Baiona, A Guarda, Vigo y O Grove- acusan al sector bateeiro de arrasar “sistemáticamente” todo el litoral de las provincias de Pontevedra y A Coruña, salvo en el 15% de zonas exclusivas del percebe, y aseguran que las rocas quedan “como el pavimento de una carretera”. En este sentido, desde los pósitos de pescadores deslizan algo que llevan apuntando en voz baja y que ahora se preguntan en voz alta: “¿No será que quizás pueda llegar a ser considerado como un delito ecológico dado que parte de este litoral está protegido dentro de la Red Natura 2000?”. Un interrogante al que acompañan con la afirmación de que “no es lo mismo la extracción selectiva de un recurso [en referencia al percebe] que una extracción destructiva de los hábitats de otras muchas especies”.

La Federación de Cofradías de Pontevedra recuerda que los residuos procedentes del cultivo del mejillón y sus detritos obligatoriamente deben ser transportados a tierra y depositados en lugares habilitados. Ante el incumplimiento de esta obligación se preguntan si esos aportes de concha y de otros restos del cultivo de mejillón “estarán transformando la composición del substrato y rompiendo el equilibrio natural de nuestras rías”. Algo que favorecería, según denuncian, la “presencia masiva” de depredadores como la estrella azul.

Las cofradías pontevedresas del percebe aluden por otro lado a los datos conocidos esta semana sobre el incremento de la producción de mejillón y de sus ventas, que superaron las 250.000 toneladas y los 150 millones de euros. En este punto los pósitos hacen sus propios números. “Esas 250.000 toneladas son 250 millones de kilos. Si esos kilos los pasamos a unidades de individuos, siendo generosos, a 30 mejillones por kilo, nos darían unos 7.500 millones de individuos por año”, apuntan. Una reflexión que viene a cuento de que, según estimaciones, cada uno de esos ejemplares de mejillón filtra cada día “entre 180 y 192 litros de agua, un agua que quedaría inocua de nutrientes”. “¿No será que la bajada de producción de bivalvos y la disminución de otras especies en el interior de las rías puede ser consecuencia, entre otros factores, del cultivo intensivo de mejillón en las más de 3.300 bateas existente en Galicia?”.

Para el sector de las cofradías esto vendría a ser una demostración de que se “perjudica gravemente la sostenibilidad y el futuro productivo de nuestras rías, favoreciendo la ruina de unos y el enriquecimiento de otros”. Por ello se preguntan por la presencia de las ONG’s ambientalistas, científicos valientes y por los “políticos responsables y comprometidos en garantizar la sostenibilidad de los recursos y los ecosistemas marinos por encima de los reditos electorales”.