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La Xunta destina más de 1 millón de euros al Museo Massó para una “obra de justicia” en su vigésimo aniversario

Román Rodríguez, ayer junto a la directora del Museo Massó y representantes del Concello de Bueu, observando la estructura de la cubierta de la nueva Sala Urbano Lugrís.

El Museo Massó de Bueu ya tiene su regalo de Reyes: una intervención presupuestada en más de un millón de euros para la creación de la Sala Urbano Lugrís, la reforma y acondicionamiento de la nave de las embarcaciones tradicionales y de la antigua salazón Piñeiro. Un proyecto que llega justo cuando se cumplen 20 años de la inauguración y apertura al público del museo marinero, que fue comprado junto a su colección por la Xunta de Galicia a la familia Massó a finales de la década de 1990.

Esta actuación constituirá la mayor inversión ejecutada en el Museo Massó desde su reapertura, en julio del año 2002, y el conselleiro de Cultura, Román Rodríguez, la definió ayer en Bueu como “una obra de justicia”.

La nave de los barcos tradicionales, con el pecio de la lancha xeiteira “Mariña”. | // GONZALO NÚÑEZ

La Consellería de Cultura tiene previsto licitar de manera inmediata la redacción del proyecto definitivo, que se basará en el estudio de necesidades arquitectónicas elaborado en el año 2016 por la dirección del museo. La intención es que los trabajos puedan comenzar en el último trimestre de este mismo año para concluir a lo largo de 2023. Tanto el conselleiro como la directora del Museo Massó, Covadonga López de Prado, destacaron que durante las obras se podrá mantener el espacio abierto y su actividad de manera prácticamente normal. “Va a ser un salto cualitativo esencial y este museo bien se merece una intervención como esta en su vigésimo aniversario”, afirmaba ayer el conselleiro durante su visita, en la que también señaló que la obra se financiará con ayudas procedentes de la Unión Europea (UE).

La intervención se focalizará en tres espacios muy concretos. El primero será la Sala Urbano Lugrís, una estancia de casi 200 metros cuadrados y que está en la segunda planta del museo, justo encima de la antigua salazón Piñeiro. En el último trimestre de 2021 ya se ejecutó una primera fase, costeada con fondos propios de la Consellería de Cultura, y que consistió fundamentalmente en la sustitución de la cubierta, colocación de aislamiento, eliminación de humedades y restauración de la estructura interior de madera, con sus vigas y cerchas originales.

La directora del Museo Massó, Covadonga López, junto al edil de Cultura, Xosé Leal, y el conselleiro de Cultura, Román Rodríguez, con uno de los cuadros de Lugrís de fondo. GONZALO NUÑEZ

El proyecto museológico que se proyecta ahora servirá para exponer en este antiguo espacio industrial los seis cuadros pintados en la década de 1940 por Urbano Lugrís para decorar el comedor de la fábrica, la mayoría de ellos de gran formato. De hecho, el más grande ocupará toda la pared del fondo. Covandonga López de Prado apunta que cinco de esas pinturas estaban en el propio museo, mientras que la sexta fue vendida en su día por la familia Massó. “Estuvimos durante mucho tiempo acudiendo a exposiciones sobre Lugrís para intentar averiguar si alguien sabía donde estaba el lienzo y quién era su propietario. Finalmente el dueño, un coleccionista de la provincia de Pontevedra, se puso en contacto con nosotros y pudimos llegar a un acuerdo para que la consellería comprase la obra”, explica la directora.

El interior de la antigua Salazón Piñeiro, adquirida por los Massó, con los silos para salar el pescado. Gonzalo Núñez

La segunda parte del proyecto se centra en la nave de exposición y almacén de barcos tradicionales, que se ubica en la trasera de la planta baja del museo. Estos dos espacios en la actualidad están divididos y se convertirán en una única superficie de 300 metros cuadrados. La intervención prevé la sustitución de la cubierta, retirando la uralita y conservando la estructura tradicional de madera, mientras que el pavimiento del suelo será de piedra. En la actualidad hay una quincena de barcos tradicionales, entre los que destaca el pecio de la “Mariña”, la única lancha xeiteira que se conserva en Galicia.

El conselleiro observa una maqueta de una embarcación tradicional, ayer en el Museo Massó. GONZALO NUÑEZ

El proyecto se completará con un acondicionamiento de la antigua Salazón Piñeiro para poder abrirla al público [en la actualidad solo se puede ver a través de cristaleras]. En este caso se colocará un pavimento uniforme de piedra, se cambiará la cubierta del pasillo lateral para facilitar la iluminación natural y los actuales pilares de hormigón se sustituirán por otros de piedra más acordes con el espacio.

Una zona del museo en la que se exponen las herramientas de una carpintería de ribera. GONZALO NUÑEZ

El traslado de los barcos y de los lienzos, una parte tan importante y delicada como la propia obra

El proyecto incluye una parte que, tal como subraya la directora del museo, es tan importante y delicada como la propia obra: el traslado de las embarcaciones tradicionales y de los cuadros de Lugrís. Dos traslados muy diferentes. Los barcos deberán ser llevados a una nave o espacio de grandes dimensiones antes del comienzo de las obras, donde deberán permanecer hasta que puedan volver al museo. Será una operación complicada, sobre todo en el caso de la lancha xeiteira “Mariña”, por su delicado estado de conservación. “En su caso habrá que construirle una cama para poder moverla con seguridad”, explica Covadonga López.

La directora confía en que durante esta ausencia temporal se pueda acometer ya la restauración de alguna de estas embarcaciones y que vuelvan luciendo su mejor aspecto. Mover los lienzos de Lugrís tampoco será sencillo debido a su gran tamaño y está previsto usar una grúa para introducirlos en la segunda planta a través de un balcón.

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