Hasta principios del siglo XX, el arte del xeito fue el más tradicional de toda la costa gallega para la pesca de sardina. La lancha xeiteira era la encargada de llevar a cabo este arte, característico en el litoral occidental. En 1943 comenzó en Caldebarcos, Carnota, la construcción de la que hoy es la última lancha de este tipo conservada en su estado original, la "Marina". Uno de los carpinteros que participó en su construcción, Francisco Lado Piñeiro, se reencontró esta semana, 68 años después, con la embarcación gracias a la que aprendió el oficio.

Todo empezó cuando un familiar encargó a su padre, Manuel Lado Chouso, la construcción de la lancha xeiteira. "Daquela eu só tiña 14 anos", recuerda su hijo, Francisco Lado. Fue entonces cuando este decidió dejar su trabajo de pastor para aprender con su padre el oficio de carpintero. "Na carpintaría de ribeira estabamos meu pai, un operador e máis eu, e fixemos case 60 barcos", asegura Francisco. Sin embargo, "Marina" fue la embarcación con la que Lado aprendió el oficio, ya que la construcción coincidió con su llegada al negocio familiar.

"Era un traballo difícil e duro", afirma Lado. Y es que después de negociar con los vecinos y conseguir toda la madera de roble que necesitaban para construir la embarcación, todavía tenían por delante tres meses más, en los que tratar el material y armar la estructura del barco para trasladarlo a la playa de Insuela, en Carnota, donde finalizaba la construcción. "Coa proa cara terra e a popa cara o mar", puntaliza Lado.

En la embarcación de vela siempre viajaban cinco marineros y cuando tenían que pasar la noche dormían todos bajo la quilla. "O Marina navegaba sempre entre Muros e Fisterra, nunca pasaba máis alá", recuerda Lado. Años después, su propietario decidió incorporarle un motor, tarea para la que acudió a la carpintería de Francisco Lado, que seguía con la carpintería de su padre en una época en la que dominaban ya las embarcaciones a motor. Después de modificar el centro y la rueda del barco, se procedió a instalarle el motor, un diesel de 50 caballos de la marca Hermanos Martínez Rodríguez (HMR). "A Comandancia da Mariña de Corcubión mandounos cambiarlle o nome, e pasouse a chamar Mariño", recuerda Lado.

Un tiempo después, el armador del barco decidió abandonarlo en Pedras Camboas, una marisma de Caldebarcos, donde permaneció sepultada bajo la arena hasta 1991. Fue entonces cuando la Escuela Carpintería de Ribeira de Marín decidió trasladarla hasta la localidad para realizar una réplica idéntica. El proceso finalizó dos años después, y la embarcación fue bautizada como "Nova Marina". "É a neta da Marina orixinal", puntualiza Lado. Los restos de la original fueron trasladados entonces hasta el Museo Massó de Bueu.

Veinte años después de la aparición de la lancha xeitiera, Francisco Lado Piñeiro, acudió hasta el museo buenense para reencontrarse, emocionado, con la que fue su primera embarcación.