Las vísperas navideñas no disparan los precios en las plazas de abastos, con subidas “escalonadas”

Placeras de Cangas muestran ayer su producto a una clienta.

Placeras de Cangas muestran ayer su producto a una clienta. / SANTOS ALVAREZ

G.Martínez/D.García/Fran G.Sas

“Se percibió una subida de precios en las últimas semanas, pero hoy yo no he notado ese bum de última hora”, aseguraba ayer María Jesús, una clienta de la plaza de abastos de Cangas a la que no le gusta “comprar para congelar” y prefiere “gastar un poco más en pescado y marisco frescos” si quiere ponerlos a la mesa en Navidad, aunque “no es obligatorio y se puede comer en otras fechas”. Los carteles de precios confirman esa subida “escalonada” y muy relacionada con la calidad del producto: “por la centolla llena me pidieron a 25 euros, pero llevo esta a nueve, que me dicen que está bastante decente. “Son machos y están a media vida, ni muy llenos ni vacíos”, justifica la vendedora, que ofrece ese marisco prácticamente al mismo precio que las fanecas que tienen al lado, recién llegadas del mar.

El martes es un buen día para comprar en la plaza de Cangas, pues hay más abundancia de pescado que de costumbre y la celebración del mercadillo ambulante ayuda a atraer clientela. La jornada de ayer “no fue mala, pero tampoco nada especial” en producto ni en afluencia de clientes, que, parece, ya tienen los arcones llenos o esperarán al fin de semana para surtir las mesas. El lenguado grande rondaba los 30 euros, aunque podían encontrarse casi a la mitad. “Desconfía de los duros a cuatro pesetas, el que está tan barato no es bueno ni de aquí”, advierte Luisa y Jorge, una pareja de veteranos compradores que reciben el guiño cómplice de una vendedora no menos veterana. El rodaballo, “de Gran Sol”, se ofrecía a 25 euros, a 18 el coruxo y a 15 el abadejo y el rape grande, que ya no quedaba. Las cigalas, a partir de 20 euros, y el camarón, pequeño y escaso al filo del mediodía, desde 35 euros aunque a primera hora se había vendido otro con más presencia a 60 euros –“lo habitual en las últimas semanas”–, e incluso a 90, el “más escogido”. La merluza, antaño una de las estrellas de los convites navideños y con precios casi prohibitivos, es ahora una de las opciones más asequibles, cotizándose entre 7 y 14 euros.

Los que prefieren un menú que incluya algo de carne sí pueden tener problemas en función del “animal” que deseen poner en la mesa. En algunas de las carnicerías explican que el cordero y el cabrito están agotados. “Solo por encargo y al lo mejor ni así”, afirman.

Las cancelaciones de reservas de cenas en los restaurantes ha contenido los precios, un indicador de que muchos prefieren quedarse en casa ante la posibilidad de restricciones. “Pero eso no significa que haya un mayor gasto por parte de los particulares en el mercado”, subrayan diversos comerciantes.

La plaza de abastos de Bueu es otro buen termómetro debido a su oferta de pescado y marisco, además de abrir en horario de tarde, algo que es muy apreciado por los clientes y que atrae a vecinos de otros municipios del entorno. Los comerciantes confirman algo que en otras ocasiones sería prácticamente impensable: un marisco tan típico de estas fechas como la centolla se vende a menos de 30 euros el kilo, cuando el año pasado en esta semana rondaba los 40 euros. Según los puestos en los que se pregunte, este apreciado crustáceo se mueve entre los 20 y los 25 euros. “A 20 euros el macho y a 25 la hembra”, explican desde Sabela. En alguno, como el de Campos la centolla de menor tamaño está por debajo incluso de los 20 euros y se podía adquirir por 18. “Y aún así ni siquiera se vende toda”, afirmaba una empleada.

La empleada de uno de los puestos de la plaza de Bueu muestra unas centollas.

La empleada de uno de los puestos de la plaza de Bueu muestra unas centollas. / SANTOS ALVAREZ

Las explicaciones apuntan básicamente en dos direcciones. La primera es la incertidumbre alrededor de las cenas y reuniones familiares ante el constante aumento de casos COVID y ante la posibilidad de que se apliquen nuevas restricciones tras la conferencia de hoy entre el Gobierno central y los presidentes autonómicos. “Las compras bajaron mucho, incluso entre la propia hostelería. La gente se está controlando mucho y espera hasta última hora”, cuenta Manuel Brión. Incluso pescados tan selectos como el lenguado ofrecen ahora mismo un precio asumible. “Ahora mismo está a 28 euros el kilo, más barato que hace tres semanas cuando por culpa del mal tiempo llegó a los 32 euros el kilo”, explica.

Desde otro de los puestos del mercado bueués apuntan otra posible causa: la finalización de la mayoría de los expedientes de regulación temporal de empleo (ERTE’s). “En las navidades de 2020 hubo muchas personas que se decidieron a gastar en la última semana, pero este año no se ve lo mismo. Lo que sí ves es que hay familias en los que son las personas con pensión las que compran algo de pescado y marisco para todos”, señalan.

No todos los mariscos responden a este patrón de precios contenidos, al menos en Bueu. La cigala o el camarón son de los que sí experimentan subidas significativas. En función del lugar en el que se pregunte, la cigala puede oscilar entre los 35 euros la más pequeña hasta los 60 la más grande, mientras que el camarón se mueve entre los 80 y los 100 euros el kilo.

Otro marisco con alta demanda en estas fechas es la nécora. Precisamente a última hora de la mañana de ayer un marinero llegaba a un puesto de la plaza para traer algo de nécora y aseguraba que no es un buen momento para este crustáceo. “Hay mal mar y tampoco se ve mucha nécora”, aseguraba mientras dejaba algunas unidades en el establecimiento de J.Campos. “Nosotros las vendemos a entre 15 y 40 euros”, explicaban.

Clientes, ayer, en la plaza de abastos de Moaña. |   // SANTOS ÁLVAREZ

Clientes, ayer, en la plaza de abastos de Moaña. | // SANTOS ÁLVAREZ / G.Martínez/D.garcía/Fran g.sas

En otro de los puestos especializados en marisco, la pequeña estaba a 30 euros y la grande a 60 euros, cuenta Rosana. En este puesto a lo que han renunciado es al percebe. “El otro día estaba en lonja a entre 170 y 200 euros el kilo. Para nosotros es inasumible y solo lo traemos si es por encargo”, cuenta la propia Rosana. Algo parecido ocurre con la navaja, que “va camino de llegar a los 40 euros el kilo, como el año pasado”.

La buena noticia llega por la desconvocatoria de la huelga del sector del transporte. “Nos está dando la vida porque teníamos muchas cancelaciones porque no se sabía si íbamos a poder mandar el producto y ahora se están recuperando”, explican desde el puesto de Rosana, que envían a toda España.

Uno de los menús tradicionales es el típico bacalao con coliflor y este parece no correr demasiado riesgo. “Los precios se mantienen, puede subir solo uno o dos euros”, coinciden en Bueu y Cangas.

En Moaña el principal puesto de venta de bacalo en la plaza de abastos también subió un euro el precio, que se mueve entre los 11,99 y los 14 euros por kilo. En cuanto al marisco, la centolla se vendía ayer al 25 euros el kilo, cinco euros más que hace solo una semana. El camarón pequeño ya estaba en 50 euros “y fue subiendo poco a poco desde los 35 euros. El más grande se vende hasta 80 euros”, explica la encargada del puesto “Pescados y Mariscos Mary”.

En cuanto al pescado, la merluza y el rape también subieron entre 2 y 3 euros cada kilo y otros productos como la palometa vieron incrementado su precio unos 2 euros por falta de producto. El rodaballo, por su parte, se mantiene en unos 18 euros.

Los percebeiros de Cangas se plantean parar hasta el lunes

“Un entierro”. Así califican los percebeiros de Cangas la jornada de ayer, después de que el producto llegase a los 250 euros el lunes y batiese su récord histórico. Los profesionales ayer trabajaron entre Cabo Home y Punta Subrido y la mejor parada fue a 142 euros. Luego la puja se paró en 80 euros. En el caso del mediano se movió entre 40 y 60 euros y el segundo mediano se paró a 30 euros.

“Algo pasó porque la demanda y el preció cayó mucho y no solo en Cangas, sino también en Bueu o Baiona”, explica el presidente de los percebeiros cangueses, Fernando Mariño. Así las cosas, los profesionales cangueses se plantean parar y no volver a las rocas hasta el próximo lunes. “No tiene sentido abrir nuevas zonas de trabajo, con un percebe de mucha calidad si el producto se va a vender como un día normal”, argumentan desde la agrupación canguesa.

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