La obra de ampliación de los pantalanes del Puerto Deportivo de Moaña, que los gestores de la instalación -Club Social Moaña Mar- tenían prevista desde hace varios años, comenzó finalmente ayer. Una embarcación de obras y varios operarios trabajaban desde la mañana para instalar los primeros pilotes que permitan extender los cuatro fingers existentes y ganar así 41 nuevos amarres. La actuación levantó la expectación de muchos vecinos, que observaban desde el paseo marítimo los movimientos de los operarios. El puerto deportivo de Moaña pasará a tener, una vez que los trabajos estén concluidos, cerca de 400 plazas, lo que supone un importante salto cuantitativo. En estos momentos son 347 los amarres disponibles. La ampliación se esperaba desde que en el año 2005 se construyeron los pantalanes actuales.

Desde el Club Social Moaña Mar explican que las obras no deberían prolongarse más de un mes y que cada una de las estructuras de madera no se extenderán muchos metros. La primera de ellas, con capacidad para acoger barcos de ocho metros de eslora, tendrá 18 nuevos amarres por ambas caras. La segunda verá incrementada su capacidad en menos plazas y apenas se extenderá tres o cuatro metros más. El tercer brazo tendría unas 12 plazas a mayores y tiene capacidad para naves de hasta 10 metros de eslora. El último finger, en el que se refugian barcos de hasta 16 metros, también se ampliará.

Los gestores del puerto deportivo aseguran que existe demanda para las plazas, de hecho muchas de ellas ya estarían comprometidas. El presidente de la entidad, Agustín Lorenzo, explicaba ya en 2012 que existía una lista de espera de propietarios de barcos que aspiraban a amarrar en Moaña, aunque la demanda era todavía mayor antes del estallido de la crisis.

A favor de este puerto para barcos recreativos está precisamente su situación geográfica, pues se encuentra en el medio de la ría de Vigo, lo que permite desplazarse por mar tanto hacia la ensenada de San Simón como hacia las islas Cíes sin que sea necesario gastar mucho combustible. Las embarcaciones quedan protegidas de las olas por la barrera antioleaje construida en 2005, a instancias de Portos de Galicia.

Aunque la mayoría de los usuarios actuales son vecinos de Moaña, tampoco faltan los vigueses que buscan un amarre seguro a este lado de la ría.