"Olelé, olalá, esta ruta é o mellor que hai", canturreaba ayer una joven amazona con el escudo del Celta en el chaleco mientras bordeaba al trote el arenal de Nerga y Barra. Había llegado al Frendoal de Liméns a las nueve de la mañana, después de más de una hora de trayecto desde una aldea del interior ourensano, junto a una decena de compañeros que acuden a la cita "porque nos gustan los caballos, disfrutar de este paisaje y pasarlo cojonudo". Bien puede ser ella la participante-tipo de esta "xuntanza cabalar", donde cada año repiten la mayoría, se suma gente joven y se incorporan más mujeres, rompiendo el viejo esquema de que la afición por los caballos, como por el fútbol, es cosa de hombres.

La organización registró participantes de todos los municipios de O Morrazo, con grupos llegados de Cangas, Moaña, Bueu y Marín, pero también de distintos y distantes puntos de la geografía gallega: "Arzúa, Lalín, Porriño, Montederramo, Salceda, Amil, Poio, Ribadelouro, Tui, Pontecaldelas, Vilamarín, O Carballiño.... ", relataba Fran de carretilla mientras disfrutaba de la comilona con un menú enxebre y copioso: "Mariscos variados, raia en caldeirada, carne ao caldeiro, viño do país, chupitos... e gaiteirada", completando la fórmula del éxito. "Isto é como unha voda. O tempo tamén acompañou e a xente está moi contenta", resumía este promotor, que junto a Pablo Mallo y otros colegas del galope llevan el peso de la organización.

Ellos se encargaron también de que la ruta bordeara los espacios naturales protegidos para evitar daños al entorno, la flora y la fauna, sin renunciar por ello a la espectacularidad de los paisajes y el disfrute del medio natural, un atractivo añadido de los verdaderos viajeros a caballo. En el recorrido por Liméns, Temperáns, Nerga, Viñó y la espectacular Costa da Vela hasta Cabo Home y Melide, desde donde iniciaron el regreso, las incidencias fueron mínimas y lo más llamativo fueron las heridas que sufrieron dos caballos que intercambiaron coces, uno de los cuales tuvo que ser evacuado con una leve hemorragia en la babilla. El incidente se quedó en anécdota en una jornada donde también se sumó el buen tiempo y las ganas de pasarlo bien hasta media tarde, cuando los cabalgantes se despidieron... Hasta la próxima.