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La demanda en el Banco de Alimentos de Monte Porreiro creció un 37% desde marzo

El servicio de la Asociación O Mirador presta ayuda en estos momentos a 172 familias, la mayoría de ellas con niños. Nueve voluntarias acuden a las casas de los que no pueden salir

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Se dispara la demanda del Banco de Alimentos de Monte Porreiro

La demanda en el Banco de Alimentos de Monte Porreiro se ha multiplicado desde el arranque del confinamiento, hasta el punto de que sus responsables estiman que el incremento ha sido "de un 37% desde el inicio del estado de alarma, y continúa creciendo". En estos momentos 18 voluntarias (solo 2 de los colaboradores de la organización son varones) trabajan para hacer llegar los lotes de alimentos a familias sin recursos, pero también para ayudar a ancianos y en general a personas en situaciones de riesgo que durante la crisis sanitaria no podían salir de sus domicilios.

"A lo largo de la mañana no he parado de recibir llamadas de familias" que demandan productos de primera necesidad, reconoce Carlos Diéguez, presidente de la Asociación de Vecinos O Mirador. Ésta puso en marcha hace 6 años el Banco de Alimentos con la idea de dar respuesta a la demanda surgida tras la crisis económica, cuyos efectos se han agudizado sensiblemente con la pandemia.

Durante la alerta sanitaria "repartimos mascarillas y otros productos sanitarios, pero sobre todo nuestra labor es la de dar apoyo a las familias necesitadas, que son muchas, se incrementaron de modo impresionante", explica el presidente vecinal. Añade que "desde que nos hicimos cargo de la asociación teníamos claro que queríamos esa función, pero a raíz de esta pandemia se multiplicó esa necesidad, a estas alturas de mayo contabilizamos ya ese 37% de aumento, pero no para de crecer".

Los voluntarios coinciden en que este incremento "es normal", teniendo en cuenta el escenario: "Los ertes no se cobran, muchísima gente no ha cobrado desde el mes de marzo, pero comer hay que comer y por eso la demanda aumentó de una manera tremenda".

El Banco de Alimentos de Monte Porreiro suministra lotes regularmente a 172 familias del barrio, que reciben cartones de leche, galletas, pasta o legumbres. También se incluyen productos frescos con la idea de que cada entrega permita elaborar en los siguientes días menús saludables y variados, un extremo que se considera especialmente importante en los casos de hogares con niños.

Y es que en la gran mayoría de las casas atendidas desde el Banco residen menores. "En muchos, muchos tienen niños, podría decir incluso que la media de menores está en 3 por familia", precisa el presidente de O Mirador, que lamenta especialmente las circunstancias de los pequeños.

Por lo que respecta al perfil de los demandantes, Carlos Diéguez señala que "hay personas de todo tipo, la mayoría son clase media, trabajadores que en el hogar trabajaban los dos y ahora se han quedado sin empleo ambos, es lo que más hay".

Las familias recogen los lotes directamente en la sede del Banco de Alimentos, en la calle Luxemburgo, donde 9 voluntarios reciben los productos, los clasifican, organizan y entregan periódicamente previa cita. A mayores otras 9 colaboradoras trabajan fuera del centro para atender a personas con movilidad reducida o en general que están en situación de riesgo.

"A todas las personas que tienen esas necesidades o que son ancianos se lo llevamos a casa", señala el presidente de O Mirador, que a raíz de la pandemia constata que "no vamos a decir muchas, pero sí que hay una cierta cantidad de personas que por su situación de riesgo no podían poner un pie fuera de casa". Surgió entonces la idea de "crear un grupo de chicas, porque son todas mujeres, al igual que en todo el Banco, donde somos solo dos hombres", para que itinerasen por el barrio y ayudasen con gestiones o compras a quienes no podían realizarlas personalmente.

Desde O Mirador insisten en hacer constar una larga nómina de apoyos imprescindibles: Susi, Mari, Fina, Laura, Pili, Álvaro y Pepe "que son la auténtica alma de este proyecto, ya realidad". Las gracias se extienden a Pablo Cámara, "las incansables María Rey y Marga Soliño, que siempre están ayudando", y en general a las voluntarias que día a día hacen posible la labor del Banco de Alimentos de Monte Porreiro . "Son las que mejor gobiernan todo", reconoce Carlos Diéguez, al frente de un equipo formado por profesionales de distintas procedencias "que hoy están ya o prejubiladas o jubiladas" y entregan de modo altruista parte de su tiempo libre para ayudar a las familias del barrio.

La generosa colaboración del Concello, de la Xunta (que cedió el local donde se ubican el almacén y otras instalaciones imprescindibles para la conservación de los alimentos, como los congeladores) y de numerosas empresas y particulares es, afirman las voluntarias, un enorme estímulo para seguir con esta labor.

En el extremo contrario, lamentan que "el Banco de Alimentos Pontevedra-Vigo con nosotros no colabora absolutamente nada, no nos da ni un solo gramo de los alimentos que le son entregados para la distribución en Pontevedra, ni un solo gramo. Nos estamos sosteniendo gracias al Banco de Alimentos Rías Baixas, que no tiene nada que ver con el otro, y las colaboraciones de todas las instituciones y de prácticamente todo el comercio de Pontevedra".

Marfrío, Cooperativa San Miguel, Gadis, Froiz, Lago, EC Casas, Campo Mayor, Pescanova, Setga, Tegal, Ence, O Berberrecho, Cristalería Pontevedresa, Saluvi, Juan Perdiz, Granero de Amelia y Arturo Ramírez se han sumado a las instituciones en estos días para prestar apoyo al proyecto solidario en Monte Porreiro en forma de donaciones.

"La verdad es que hay mucha gente ayudándonos mucho y portándose muy bien, si no sería imposible llevar todo esto a cabo", explican las voluntarias, que coinciden en que este respaldo es el mejor ánimo para continuar ayudando.

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