Oposición en Israel

Los ministros ultras amenazan a Netanyahu con retirarle el apoyo si detiene la guerra en Gaza

Mientras crecen las protestas en las calles israelíes, los aliados del primer ministro insisten en mantener la presión bélica y entrar en Rafah, donde se hacinan 1,5 millones de gazatíes

El primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu.

El primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu. / EP

Andrea López-Tomàs

El primer ministro de Israel, Binyamín Netanyahu, se tambalea en la cuerda floja. Después de otro fin de semana de movilizaciones masivas en su contra, el mandatario también es puesto en duda por sus socios en el Gobierno. El domingo, las tropas israelíes fueron replegadas de la zona sur de la Franja de Gaza a la vez que se cumplía medio año de la trágica matanza del 7 de octubre y la feroz guerra que le ha seguido. Esa decisión no ha gustado nada a los ministros nacionalistas religiosos de su Ejecutivo. "Si el primer ministro decide poner fin a la guerra sin un ataque extenso contra Rafah para derrotar a Hamás, no tendrá mandato para continuar sirviendo como primer ministro", ha tuiteado Itamar Ben Gvir, líder de Poder Judío, este lunes.

Desde el inicio de la guerra, que ya se ha cobrado la vida de 33.207 gazatíes, Ben Gvir ha abogado por mantener la presión contra el grupo palestino Hamás y elevar los niveles de agresividad de la ofensiva. Igual que lo ha hecho el ministro de Finanzas, Bezalel Smotrich. El líder de Sionismo Religioso, que junto a las formaciones ultraderechistas y supremacistas del Poder Judío de Ben Gvir y Noam, han defendido posturas racistas y homófobas, tampoco ha tardado en pronunciarse. De acuerdo a medios hebreos, Smotrich habría convocado este lunes a sus miembros a una consulta "urgente" para tratar el desarrollo de la guerra y los rumores cruzados de avances en las negociaciones de tregua. Este líder colono también se opone al levantamiento de la presión militar en Gaza.

Netanyahu se enfrenta así a mensajes contradictorios de sus aliados nacionales e internacionales, más alineados con la presión popular en las calles. Este domingo unas 50.000 personas se manifestaron frente a la Knesset, el Parlamento israelí, en una protesta marcada por las críticas al primer ministro, pese a los intentos del foro que representa a los familiares de los secuestrados para mantenerse neutral. La multitud tomó las plazas de Jerusalén, mientras Hamás e Israel mandaban nuevas delegaciones a El Cairo para impulsar las negociaciones para un alto el fuego. Este lunes el ministro de Defensa, Yoav Gallant, ha dicho que considera que Israel está "en un momento oportuno" para lograr la liberación de los rehenes en Gaza, pero que esto requerirá "decisiones difíciles".

Foco en Rafah

Como ya ha expresado Ben Gvir, la prioridad de Israel sigue siendo entrar en Rafah. En esta ciudad fronteriza con Egipto, en el extremo sur de la Franja, se hacinan casi un millón y medio de palestinos desplazados de otras zonas del enclave. Según las autoridades israelíes, sus tropas deben entrar en ella para acabar con los cuatro batallones de Hamás que alegan que siguen ahí. En el anuncio del domingo, los representantes militares aclararon que Rafah sigue siendo el foco de las futuras operaciones. El aliado histórico de IsraelEstados Unidos, ha expresado repetidas veces su oposición a esta invasión que Netanyahu lleva semanas pregonando que es inminente pero siguen posponiéndola. El final del Ramadán este miércoles podría abrir una nueva posibilidad para Israel, cada vez más preocupado por su imagen exterior.

Durante este lunes, los medios egipcios han informado de "progresos significativos" en las negociaciones, pero representantes de Hamás e Israel se han apresurado en aclarar que no hay ningún acuerdo cerca. Mientras, en la Franja de Gaza, algunos ciudadanos desplazados han podido retornar a aquellas zonas bajo control israelí, como la ciudad de Jan Yunis, y comprobar el nivel de devastación al que han sido sometidos sus barrios. También han continuado las operaciones para descubrir los cuerpos de las personas ejecutadas por el Ejército israelí en las inmediaciones del hospital Al Shifa, después de su destrucción definitiva. "Parece que estamos asistiendo a una de las mayores masacres cometidas por Israel contra el pueblo palestino en la historia", ha denunciado Ramy Abdo, presidente del grupo de derechos humanos Euro-Mediterráneo.