Las potencias protagonistas de la grave crisis desencadena en Oriente Medio por la dimisión del primer ministro de Líbano, Saad Hariri, dieron ayer significativos pasos adelante que confirmaron de modo explícito las sospechas de que el enfrentamiento entre Irán y Arabia Saudí, respaldada por EE UU e Israel, está detrás de la extraña y oscura renuncia del líder libanés. En paralelo, Hariri aceptó la invitación formulada el miércoles por el presidente francés, Emmanuel Macron, para que viaje a París desde la capital saudí, Riad, donde se encuentra desde el pasado día 3 por la noche, retenido o por propia voluntad. Fuentes de la presidencia francesa anunciaron que Macron y Hariri se reunirán mañana para buscar una salida a la crisis libanesa, en la que París está ejerciendo un papel mediador.

Quien más lejos llevó ayer la confesión de intenciones fue Arabia Saudí. Su ministro de Exteriores, Adel al Jubeir, defendió que las acciones de Riad en Oriente Próximo son solo una reacción ante la "agresión" de Irán y advirtió a Teherán de que Arabia Saudí ya está "harta" y de que la milicia chií libanesa Hezbolá, a la que consideró subsidiaria de los Guardianes de la Revolución iraníes, debe desarmarse y transformarse en un partido político.

El Ministro, que aseguró que Hariri está en su país por voluntad propia, explicó que Arabia Saudí consulta a sus aliados qué vías seguir contra Hezbolá para poner fin a su dominio en Líbano y a su intervención en países como Siria y Yemen. "Tomaremos la decisión cuándo llegue el momento", aseguró Al Jubeir, quien sostuvo que "cuando hay un problema, vemos que Hezbolá actúa como agente de Irán, y esto tiene que acabar".

Poco antes de que el ministro de Exteriores saudí hiciera estas revelaciones, Israel lanzó un anuncio que confirmó la alianza táctica que mantiene frente a Irán con su viejo enemigo saudí, con el que no mantiene relaciones diplomáticas. El jefe del Estado Mayor del Ejército israelí, Gadi Eisenkot, adelantó, en una entrevista con un diario saudí, que su país está dispuesto a compartir información de inteligencia con Arabia y con países árabes moderados "para hacer frente a Irán".

"Hay muchos intereses comunes entre nosotros y ellos", afirmó el general Eisenkot, quien aseguró que la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca abre "una nueva oportunidad para una nueva alianza internacional en la región". Eisenkot se mostró convencido de que Oriente Medio necesita "desarrollar un gran plan estratégico para parar la amenaza iraní", que centró en su intervención en los asuntos Irak, Líbano, Baréin, Yemen y Siria. No obstante, precisó que Israel no tiene intención de iniciar una guerra con Hezbolá.

Desde Teherán, el presidente iraní, Hasán Rohani, calificó de "vergonzosa" la actitud de Arabia ante Líbano y aseguró que Riad ha pedido a Israel que bombardee el país. "Es reprensible y vergonzoso que un país musulmán de la región haya rogado al régimen sionista que bombardee al pueblo de Líbano", declaró Rohani, quien calificó de "inmaduros" a los dirigentes saudíes, encabezados por el príncipe heredero, Mohamed bin Salman.