El arquitecto Emilio Tuñón, que junto a socio Luis Mansilla ha elaborado el proyecto del nuevo consistorio de Lalín, defendió ayer ante concejales de los tres grupos municipales que su propuesta "no es cara" pese a recibir algunas críticas en este sentido por parte de la oposición municipal. "No tengo la sensación de que sea un proyecto caro, porque no somos ese tipo de arquitectos, más bien creo que está ajustado", apreció, antes de emitir una comparación con la Cidade da Cultura de Santiago: "Esta infraestructura sí es cara a nivel arquitectónico, pero está claro que va a ser la joya de la corona".

Los arquitectos hicieron estas aseveraciones tras presentar ayer el proyecto definitivo del consistorio ante los representantes municipales y defendieron la adecuación económica de su propuesta al presentar un edificio con 8.141 metros cuadrados de superficie construida y 4.575 de espacio exterior -2.095 de una plaza de adoquines, 975 para un parking y 1.505 del jardín de cubierta vegetal-. De este modo, y obviando la zona externa, el consistorio costará 1.129,99 euros por cada metro cuadrado, una cantidad bastante inferior de la prevista inicialmente cuando el proyecto rondaba los 12 millones de euros. De hecho, el edil de Urbanismo, Román Rodríguez, defendió lo ajustado del precio al concluir la presentación e incluso advirtió de que está por debajo del precio que se paga por metro cuadrado en la localidad lalinense a la hora de comprar un piso.

Anteriormente, Luis Mansilla realizó una introducción en la que desveló la evolución del edificio, que pretende "generar un sentimiento de igualdad y diversidad que una el pasado con el futuro, lo que explica la concepción de castro, que se remonta a los antepasados, y tecnológico". Asimismo, comentó que los vidrios que conformarán las estancias circulares del consistorio serán de color verde o azul, "ya que se pretende que lo artificial se llegue a confundir con el paisaje". En este contexto, Tuñón apoyó a su compañero apuntando que el cristal "es el elemento que mejor resiste el paso del tiempo y apenas cuenta con mantenimiento". Completó su explicación señalando que la colocación de las numerosas cristaleras se ha realizado para reflejar el sol en aquellas zonas en las que pega más horas y conseguir más luz y calor en los espacios más sombríos. En esta línea, Mansilla comentó la posibilidad de aprovechar restos de botellas para los ventanales colaborando de este modo con el reciclaje.

A preguntas formuladas por los socialistas, los arquitectos defendieron los cambios en el proyecto y los tildaron de "evolución", justificando las variaciones en que "en los concursos no se presentan proyectos cerrados sino ideas y estrategias". Respaldaron la creación de una torre de 27 metros para agrupar espacios y poder colocar las instalaciones y servicios de seguridad en la planta más elevada y darle "cierta visibilidad al edificio que, sin estar apenas por encima de las viviendas de su entorno, será reconocido por los lalinenses y los visitantes desde cierta distancia".

En cuanto a las modificaciones que realizaron para reducir un proyecto inicial que rozaba los 12 millones de euros, desvelaron que la clave estuvo en reducir el número de diámetros distintos que había en los despachos y dependencias. "Existían 25 medidas distintas, pero optimizar los encofrados reducimos esta cifra y ahora apenas hay 5 diámetros distintos", señaló Mansilla. "Esta medida es importancia al igual que la tendencia a evitar la multiplicación de materiales, ya que esto dispara los gastos", sentenció.

Crespo, sin plazo

Por su parte, el alcalde de Lalín, Xosé Crespo, que estuvo respaldo por nueve concejales del gobierno local en su "proyecto estrella", evitó pronunciarse sobre los plazos que se marca el concello para sacar esta obra a licitación, aunque comentó que se intentará facer "o antes que se poida". Román Rodríguez se pronunció en la misma línea que el regidor apuntando que saldrá adelante "no plazo máis breve posible".

Eso sí, Crespo, reconoció que su intención era sacar el concurso de adjudicación en una sola fase, aunque lo dio por imposible por el elevado presupuesto que sería necesario tener disponible. Por ello, y tras dejar claro que la decisión final "dependerá dos cartos", aseguró que casi con total probabilidad tendrá que realizarse en varias fases -entre 2 y 4-.

En estos momentos, el concello lalinense dispone de 1,2 millones de euros de venta patrimonial de suelo y cuenta con elevar esta cifra, al menos, en un millón más con el solar del viejo colegio Manuel Rivero. Añadiendo los 1,6 millones de euros que procederán de la Xunta, las arcas municipales tienen más o menos comprometidos 3,8 millones en un plazo más o menos corto, por lo que opinión de Crespo sobre la ejecución en varias fases cobra bastante veracidad.

En todo caso, el alcalde lalinense se mostró ayer especialmente satisfecho a la conclusión de la presentación del proyecto y garantizó que el futuro consistorio lalinense "vai ser un dos iconos da arquitectura de Galicia" y vaticinó que será "unha das referencias" del futuro del municipio.

En el acto estuvieron presentes Crespo y 9 ediles del PP; el grupo socialista encabezado por su portavoz, Manuel González Aller, y con la única ausencia del delegado de Educación, Cristóbal Fernández; y Francisco Vilariño como único representante del BNG.