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Casi la mitad de las zonas vedadas a las artes de fondo no alcanzan los 400 metros de profundidad

En 40 de los 87 polígonos delimitados, al menos uno de sus extremos está lejos de ese rango; diez de ellos están en aguas ibéricas | La flota diseña un plan de contingencia para esquivar estas áreas y confía en una suspensión

En la imagen, mapa de la distribución de las denominadas áreas marinas vulnerables y un barco arrastrero faenando

La actividad es frenética en los puertos de Marín o Celeiro. En escasos seis días entrará en vigor el reglamento comunitario 2022/1614, con el que se pretende prohibir la pesca de fondo a lo largo de más de 16.400 kilómetros cuadrados, desde el Golfo de Cádiz, las fachadas atlántica y cantábrica, Golfo de Vizcaya y Gran Sol. Ha sido la propia flota la que, descifrando casi 140 páginas de un galimatías de coordenadas remitido desde Bruselas, ha trazado mapas online para conocer la dimensión real de esta medida. “Estamos utilizando datos históricos de nuestros tracks para saber exactamente lo que dice la normativa. Nos sirve también para demostrar dónde hemos estado trabajando y dónde no”, explica un armador de O Morrazo. Un escudo protector ante un procedimiento elaborado sin ningún dato científico respecto al impacto de artes fijas en el ecosistema bentónico (de mayor profundidad) y sin ninguna evaluación de impacto socioeconómico, como avanzó FARO. Y con notorias lagunas a la hora de ponerlo en marcha, además. Porque, aunque la Comisión de Pesca insiste en que es un veto únicamente aplicable a aguas muy hondas, de más de 400 metros, lo cierto es que han fijado unas áreas que son de todo menos profundas. De los 87 polígonos (zonas) afectados, en casi la mitad no se alcanza ese umbral. Ocupan una superficie aproximada de 7.500 kilómetros cuadrados.

Es el caso, por ejemplo, del polígono número 23, a poco más de 50 millas al noreste del puerto de Burela. Es un hexágono irregular: en tres de sus seis extremos se rondan los 130 metros de profundidad, como reflejan los datos de las sondas. Otro ejemplo: a escasas doce millas de la costa de Fisterra hay otro, rectangular, en los que apenas distan 271 metros del fondo del mar. Así, hasta diez solo en aguas ibéricas, repartidos como pedreas entre el Golfo de Cádiz, Galicia o la costa cántabra. Uno de los problemas es la enorme dimensión de cada una de las áreas afectadas, con espacios de hasta 25 kilómetros cuadrados. Los expertos científicos han insistido en que sí existe información más precisa, que permitiría acotar los polígonos y rebajar sustancialmente la herida a la flota pesquera. Pero no se han tenido en cuenta. En ese polígono 23, mientras que en una parte la profundidad es de 138 metros, en otro extremo se superan los 1.900 metros. ¿Estará permitido largar nasas en esas zonas si no se alcanza esa profundidad? FARO trató de despejar esta equis con el departamento de la número dos de Pesca en Bruselas, Charlina Vitcheva, pero esa pregunta –de cinco formuladas vía correo electrónico– fue omitida por su portavoz. Las demás sí fueron respondidas.

  • Distribución de las denominadas áreas marinas vulnerables

    40 áreas que no alcanzan los 400 metros de profundidad 7.500 km2 superficie estimada 87 Áreas limitadas a la pesca de fondo 16.419 km2 superficie total 9 de octubre entrada en vigor

¿Qué pasa si mi sonda pone que estoy a una profundidad de 50 metros y hay al lado un valle?”, se pregunta un armador. En ese momento estaría en riesgo presumiblemente de estar operando de forma ilegal. Y la propia Bruselas está por la labor de considerar cualquier práctica pesquera irregular como de “actividad criminal”. El principal objetivo del sector es, ahora, que el Gobierno no solo plantee un recurso judicial contra este reglamento o acto de ejecución, sino que inste a su suspensión temporal e inmediata.

Contra las artes fijas

“Por nuestra costa el daño es menor, pero en Gran Sol nos hacen una cantera”, expone un técnico en navegación marítima, que está colaborando con las armadoras para la elaboración de un mapeo adaptado a todo tipo de barcos. “Para el palangre esto es una escabechina”, condenan desde el entorno de la patronal Cepesca. Aunque es una arte fija y selectiva, y cuyo escaso impacto han destacado las propias organizaciones medioambientalistas, será la más afectada. En la Comisión de Pesca, que preside Virginijus Sinkevicius, no ha importado el hecho de que no se conozca qué impacto tienen las redes de enmalle o el palangre a los ecosistemas considerados vulnerables. Y eso que los científicos del ICES (International Council for the Exploration of the Sea, CIEM en castellano) sí advirtieron de ello. “Si bien es posible cuantificar los impactos de los aparejos móviles en su contacto con el fondo [en referencia al arrastre, por ejemplo], aun existen problemas con los barcos que usan artes fijas”, dice de manera textual su informe, que es el que ha utilizado Bruselas para promulgar este reglamento. “La huella bentónica [en el fondo del mar] y los impactos de estas artes también se desconocen en gran medida”, insiste el documento.

El palangre, una arte fija y selectiva, será la más afectada por este reglamento

Este otro pasaje también es ilustrativo, por cuanto asume que solo puede tomar como referencia el impacto del arrastre, y aplicarlo a todas las artes por igual: “Por esta razón, y debido a la falta de datos sobre la intensidad de la actividad pesquera distinta del MBCG (mobile bottom contact gear, arrastre de fondo), el enfoque actual del trabajo de ICES sobre los EMV (ecosistemas marinos vulnerables) se relaciona con la eliminación del MBCG”. Tampoco se ha incluido un cálculo de impacto socioeconómico, como también adelantó este periódico. “Es difícil determinar una preferencia, ya que se desconocen los impactos socioeconómicos”, culmina el ICES.

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