Alerta en Galicia por el aumento de los “cacharros” para pescar pulpo de forma ilegal

El sábado pasado, Gardacostas decomisó en A Guarda casi 2.000, con 320 kilos de cefalópodo dentro

“Cacharros” de pulpo decomisados por Gardacostas de Galicia en la zona de A Guarda.

“Cacharros” de pulpo decomisados por Gardacostas de Galicia en la zona de A Guarda. / GARDACOSTAS

Manuel Méndez

Manuel Méndez

El furtivismo y/o la pesca ilegal nunca se detienen. Incluso hay momentos en los que, lejos de mejorar, la situación tiende a empeorar. Prueba de ello es que, de un tiempo a esta parte, se está detectando un preocupante aumento del empleo de los conocidos popularmente como “cacharros”, empleados para la captura ilegal de una especie tan importante en Galicia como el pulpo.

Su utilización constituye una práctica ilegal y perseguida, por cuanto supone de amenaza para la especie, ante la cual la Consellería do Mar no deja de apelar a la concienciación de la sociedad, para que repudie el furtivismo, y de pedir la colaboración del sector, reclamando que se evite el empleo de los “cacharros” e invitando a los profesionales de la pesca a denunciar a quienes recurren a tales artilugios.

En relación con esto, FARO ha podido saber que se ha multiplicado el número de inspecciones y/o batidas del servicio de Gardacostas de Galicia, dependiente de la propia Consellería do Mar, para tratar de disuadir, localizar y sancionar a quienes emplean este tipo de artefactos.

Cacharros, redes y nasas recuperados por Gardacostas el pasado finde.

Cacharros, redes y nasas recuperados por Gardacostas el pasado finde. / FdV

Unos operativos en los que, últimamente, se ha detectado el aludido incremento del manejo de “cacharros”. Razón por la cual se procedió al decomiso de una buena cantidad de esos artilugios prohibidos que, no cabe duda, contribuyen a esquilmar una especie cuyo declive en la última década no deja de preocupar, de ahí que incluso se modificaran y ampliaran períodos de veda, entre otras medidas, tratando de favorecer su recuperación.

Las propias cofradías de pescadores habían alertado de la paulatina desaparición del pulpo en aguas gallegas, lo cual puede tener mucho que ver con la práctica furtiva y/o ilegal de quienes utilizan esos cacharros que la Consellería do Mar persigue y, a través de Gardacostas de Galicia, trata de erradicar.

En este sentido, hay que destacar el importante trabajo realizado a este respecto en los últimos años desde el departamento que dirige Rosa Quintana, buena conocedora del sector del mar en Galicia y sabedora de la amenaza que entraña el furtivismo y, en este caso concreto, el empleo de utensilios como esos “cacharros” que tanto abundan últimamente.

Baste como ejemplo de ello que el pasado sábado Gardacostas de Galicia decomisó en la zona de A Guarda 1.880 “cacharros”, en cuyo interior fueron recuperados 320 kilos de pulpo aún vivo, por lo que fue devuelto al mar.

Diferentes calificaciones para una misma lacra

El furtivismo, una de las lacras que azotan a las rías gallegas, puede ser doméstico, vacacional, marginal, recreativo, profesional o “legal”, dependiendo de quién lo practique y de la época del año o del lugar en que se actúe.

Así queda de manifiesto en el informe “El furtivismo marino y su incidencia en la Comunidad Autónoma de Galicia”, encargado hace un par de décadas por la Fiscalía General al Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona) de la Guardia Civil.

Aparejos ilegales decomisados por los guardacostas.

"Cacharros de pulpo" decomisados por los guardacostas. / FdV

Estas son las claves:

  • Furtivo "legal": se considera así a todo aquel que, gracias a que dispone de permiso de explotación marisquera y goza de todos los requisitos que benefician a cualquier mariscador o pescador profesional, se dedica a capturar ejemplares de talla inferior a la permitida o que están en veda. También se considera furtivo legal al que habitualmente supera los topes establecidos y, en definitiva, a todo aquel que se aprovecha de su condición de pescador o mariscador para colocar en el mercado unas capturas ilegalmente obtenidas.
  • Furtivo doméstico: se engloba en esta categoría a “personas que residen en los municipios costeros, generalmente personas mayores y marineros jubilados que por uso y costumbre recolectan ejemplares para consumo propio”. En su informe, la Guardia Civil hacía constar que el furtivo doméstico “parece estar socialmente aceptado, al ser oriundos de la zona y no generar alarma social”.
  • Furtivo vacacional: es la categoría referida a cuantos durante sus periodos de descanso, sobre todo en verano, acuden a las zonas costeras y/o de baño para “recolectar ejemplares de fácil acceso”, especialmente almejas, berberecho y navajas, realizando una extracción “generalmente destinada a consumo propio”. El informe de la benemérita añade que “su aceptación social varía de unos lugares a otros, en función del perjuicio que esa actividad puntual pueda causar a otros usuarios”.
  • Furtivo marginal: es el “furtivo con carencias de integración social y necesidades económicas; personas que por sus circunstancias personales se encuentran en alguna situación de falta de integración social, por presentar psicopatologías adictivas y comportamientos y conductas de desarraigo tales como toxicomanías, alcoholismo, desempleo crónico por falta de adaptación y similares”. Según la benemérita, “la tolerancia a este tipo de furtivismo es bastante amplia en términos generales, aunque representa, al igual que el resto de conductas, una parte del problema”.
  • Furtivo recreativo: el mismo informe hace alusión a “personas que, amparadas por sus licencias de pesca recreativa, capturan especies para las que no están autorizadas o no respetan los topes de captura y las introducen, a posteriori, en el mercado alimenticio, mediante la venta directa a restaurantes o particulares”. A lo que añade que, en algunos casos, “esta actividad es llevada a cabo como complemento económico a otras ocupaciones profesionales”.