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La dueña de conservas Albo apuesta por el krill, que en Galicia solo explotó Pescanova

Pagará 11 millones al año por el arrendamiento de un buque factoría con capacidad para procesa 400 toneladas cada día

Recreación del buque “Shen Lan”, arrendado por el grupo asiático. Wärtsilä

Antarctic Sea Fisheries fue una de las sociedades en las que Pescanova SA (vieja Pescanova) ocultaba deuda del grupo durante el mandato de Manuel Fernández de Sousa. Era parte de Lafonia Seafood, una compañía de la que tuvo que desprenderse durante el proceso de reestructuración –con el desembarco de la banca en el accionariado– porque disponía de activos e intereses en las Malvinas.

Fue durante la quiebra de una de las filiales de la multinacional, como desveló FARO, cuando se descubrió que Antarctic Sea Fisheries sí pertenecía al holding pesquero gallego. Tenía dos barcos; uno de ellos, el Betanzos, faenaba krill. Así que Pescanova SA fue, y es todavía hoy, la única firma gallega en explotar este recurso, que habita en las aguas de la Antártida. Ahora, la propietaria de Hijos de Carlos Albo ha decidido seguir esa estela. La dirección de Shanghai Kaichuang Marine International ha aprobado un proyecto para faenar este pequeño crustáceo, como notificó en un hecho relevante a la Bolsa de Shanghái.

El Betanzos dista mucho del pesquero con el que operará la compañía asiática, que arrendará durante cuatro años el buque factoría Shen Lan, propiedad de Jiangsu Shen Lan Distant Water Fishing. El primero –reconvertido ahora en una especie de barco de investigación– contaba con 72 metros de eslora y 1.438 GT (toneladas de arqueo bruto). Operaba principalmente desde la base chilena en la Antártida conocida como Villa de las Estrellas. Se construyó en la factoría de Meira de la desaparecida Astilleros y Construcciones (Ascón) en 1974. Como figura en los registros de la Comisión para la Conservación de los Recursos Vivos Marinos Antárticos (CCAMLR, por sus siglas en inglés), el Betanzos tuvo licencia para faenar tanto krill (Euphausia superba) como draco rayado (Champsocephalus gunnari), hasta el año 2016. Para entonces ya se había vendido a Aston Seafood Corporation.

Buque factoría

El Shen Lan tiene 115 metros de eslora, diseño de Wärtsilä Ship Design y cuenta con capacidad para elaborar 400 toneladas diarias de harina de krill y otras 180 de krill congelado. Es una construcción que nació al cobijo de Pekín, que considera prioritaria la pesquería de krill, muy valioso por sus propiedades proteicas y que es uno de los alimentos de los grandes mamíferos marinos. Tanto el Gobierno nacional como las provincias chinas han elevado la cantidad de recursos para la captura de este pequeño crustáceo.

Se estima que la biomasa de krill antártico ronda las 380 millones de toneladas. A modo de ejemplo, toda la flota de bandera española apenas alcanza capturas anuales de 800.000 toneladas. Pero es un recurso cuya explotación genera mucha controversia entre la industria y las organizaciones medioambientalistas, que consideran que un mayor esfuerzo pesquero contribuirá a su sobreexplotación.

El Shen Lan se ensambló en uno de los múltiples astilleros del conglomerado China State Shipbuilding Corp. (CSSC), que dispone de medio centenar de factorías a lo largo de todo el país. Según consta en el acuerdo suscrito entre Shanghai Kaichuang y Jiangsu Shen Lan Distant Water Fishing, la primera –y propietaria de la conservera viguesa– abonará una tarifa de 78,5 millones de yuanes al año (equivalentes a 11 millones de euros, al tipo actual de cambio) por la gestión del buque factoría. El convenio es de cuatro años, durante los cuales ambas partes se repartirán los beneficios en 60-40% por este “arrendamiento operativo”.

En Galicia, Hijos de Carlos Albo continúa el proceso de construcción de su nueva factoría de la Plisan. “En el plan estratégico el objetivo es llegar a producir unos 100 millones de latas al año, pero en un futuro cercano queremos llegar a los 75 millones. Nosotros estamos ahora en torno a 60 millones de latas individuales. La idea es optimizar costes y ver otras alternativas”, explicó a FARO el miembro del comité de dirección de la histórica conservera, Juan Montáns. “Ellos hicieron una inversión muy potente por comprar Albo, ahora van a hacer otra casi tan potente para la fábrica nueva, la más grande y moderna del sur de Galicia. Si no hubiera sido por la compra de Shanghai Kaichuang no estaríamos aquí y seguramente seríamos una empresa que estaría luchando por no ahogarse”, abundó, sobre la operación de compra.

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