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Vigo triplica la entrada de pesca congelada vía Portugal: 100 toneladas al día

La provincia eleva el coste de las importaciones un 22,5%, equivalente a 10 millones al mes

Miguel G. Montero

"Se acabará yendo todo el flujo de entrada a Leixões y veremos todo nuestro pescado entrando por Portugal". Fue la reacción de un directivo de la industria transformadora pesquera de Vigo cuando el Ministerio de Sanidad volvía en marzo, y por enésima vez, a endurecer la importación de materia prima al Puerto de Vigo. Una dársena que nutre a la mayor concentración de factorías de procesado de la Eurozona y que alberga ya a cuatro de las cien mayores compañías del mundo en el sector por volumen de facturación (Nueva Pescanova, Iberconsa, Profand y Pescapuerta). Aquella crítica fue, en realidad, casi una profecía; en el primer trimestre de este año la entrada de pescado a la provincia de Pontevedra desde Portugal superó las 8.700 toneladas. Solo la transportada en camión. Casi 100 toneladas diarias. Y solo la de pescado congelado triplicó los volúmenes del mismo periodo del ejercicio pasado; se pasó de 1.757,8 toneladas a casi 4.100. Es un incremento que nunca se había producido, según los datos oficiales de la Secretaría de Estado de Comercio.

Pese a que las compras de pescado al país vecino -principalmente desde Leixões- no habían desaparecido del todo, la agilidad del Puesto de Inspección Fronteriza (PIF) mejoró de forma importante desde que la anterior ministra de Sanidad, Dolors Montserrat, dejara aprobados los cambios reclamados por el grupo de trabajo vigués sobre este despacho. Las quejas entre los operadores habían disminuido y solo un reglamento comunitario amenazaba con aumentar las trabas. La industria gallega, concentrada básicamente en el área de Vigo y Marín, es netamente importadora. Aunque año tras año bate récords de facturación en el exterior, el incremento de la producción, la expansión de las sociedades mixtas y la pérdida de capacidad en caladeros comunitarios eleva el déficit comercial en el sector a los 660 millones de euros.

Fueron los armadores los que alertaron el pasado año de nuevas trabas, con una nueva norma implicaría el análisis de sus capturas transbordadas desde un tercer país al pasar a ser consideradas una importación. En aquel momento, la posibilidad de que más de 100.000 toneladas pasasen también por el PIF amenazaba con un colapso y, como consecuencia, sobrecostes para los armadores (de hasta 3 millones de euros) y nuevos desvíos a Portugal. Sin embargo, fueron varias instrucciones de la Subdirección General de Sanidad Exterior las que reactivaron definitivamente las fugas. La primera de ellas, del pasado marzo, cuando se aplicó la IM/1/2019, que obligaba a comprobar documentalmente en los puertos españoles -como Vigo y Marín- la procedencia -de factoría o buques pesqueros- del pescado importado congelado o procesado.

Portugal no dispone de una flota capaz de aprovisionar a su industria -incipiente, aunque sí destaca en la conserva- y a las del extranjero. No dispone de tantos volúmenes; la única explicación para que sea una despensa tan grande para las empresas gallegas es que recibe mucha materia prima vía portuaria. Por ejemplo, y según los datos de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), los barcos de bandera lusa registraron un volumen de capturas de 182.614 toneladas en 2017. Solo Nueva Pescanova comercializa esa cantidad de productos pesqueros al año. La abanderada en España multiplica por cinco esas cifras. Y es claramente insuficiente para proveer a una industria que cada vez factura más y necesita ganar capacidad en el extranjero a fin de no sufrir ninguna rotura en las cadenas de aprovisionamiento. Y es, además, dominante, en caladeros como Malvinas, Argentina o Namibia. La portuguesa, no. El arranque de la pesquería de gambón patagónico o pulpo mauritano agravará previsiblemente la dependencia gallega de los camiones portugueses. Y de Leixões.

La normativa presentada en marzo presentó problemas de aplicación y fue modificada con una más dura el pasado abril. La IM/2/2019 amenaza con aumentar todavía más las llegadas de pescado por carretera a Vigo desde Portugal al obligar a exigir copia de los correspondientes certificados de captura del 100% de las partidas llegadas de China -exportadores asiáticos ya han indicado a sus importadores gallegos que no enviarán pescado aquí- y del 20% de las cargas de otros países terceros.

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