La situación de la flota gallega vive en una eterna paradoja dirigida desde Bruselas: no tienen cuota, lo que produce que muchos armadores opten por desguazar sus barcos, pero mientras cada año quedan miles y miles de toneladas sin consumir en los cajones de los Estados miembro. En el período comprendido entre 2008 y 2014, Galicia desguazó al menos 191 embarcaciones con la ayuda de fondos públicos. En esos mismos siete años en la Unión Europea desaparecieron un total de 3.144 buques, una media de 393 por año. Y todo ello con un duro telón de fondo: el despilfarro de más de un millón de toneladas en cuotas.
El estudio de la Cooperativa de Armadores de Pesca de Vigo (ARVI), que será publicado en un libro próximamente, cifra que cada año el 23% de los cupos asignados se quedan sin consumir, unas 143.000 toneladas al año. Según señala el creador del informe, el gerente adjunto José Antonio Suárez-Llanos, esto provoca que los barcos no puedan seguir subsistiendo y sus armadores opten por ponerle punto y final a su actividad deshaciéndose del barco. Una opción es venderlo. La otra, la más dura, es desguazarlo.
Entre 2008 y 2014, la Xunta puso sobre la mesa subvenciones por valor de 102,26 millones de euros para la paralización definitiva de la actividad pesquera. Para optar a ellas se presentaron 771 solicitudes, de las cuáles el 25% fueron aprobadas por la correspondiente Consellería. A estas cifras habría que sumar también los 23,2 millones de euros (cifra récord) que la Administración gallega estipuló para 2015, como avanzó FARO. A esta última convocatoria se presentaron 84 solicitudes, de las que fueron aprobadas 43 embarcaciones (17 de ellas de pesca artesanal). Además, también hay que sumar las subvenciones del Gobierno central, como las asignadas a la paralización de la flota expulsada de Mauritania en 2012.
Por su parte, ARVI también cifró la partida de fondos públicos asignados anualmente al desguace de pesqueros en toda la UE. En total, han compilado que son 389 millones de euros anuales en el período que va de 2007 (un año más) a 2014.
La doble consecuencia de la desaparición de la flota es que también se destruyen un sinfín de empleos. En Europa, que se hayan desguazado 3.144 buques desde 2008 significa también que han desaparecido 31.000 empleos a bordo. O lo que es lo mismo, 3.875 anualmente. A esto hay que añadir los trabajos indirectos que genera la pesca que también fueron destruidos.
Futuro
Una vez señalados los datos, cabe hacerse dos preguntas: ¿Se han desguazado más buques que los cifrados tanto en Galicia como en Europa? Y, por otro lado, ¿qué solución se puede dar a este problema? En respuesta a la primera pregunta, es obvio que no todos los armadores optan por el desguace y tampoco todos lo hacen aprovechando las ayudas de la Xunta. Además, pese a que la flota de otros países como Italia o Grecia son más numerosas que la española (cifrada en 9.895 embarcaciones), el arqueo bruto (la capacidad) de los buques nacionales es superior. No es lo mismo desguazar un buque de Gran Sol que uno de marisqueo a flote.
En cuanto a la posible solución que podría tener este problema, desde ARVI apuestan porque las cuotas sobrantes se puedan ceder, alquilar o intercambiar. "Es necesaria más solidaridad entre los Estados miembro", explica Suárez-Llanos.
Sin embargo, el futuro que se presenta para la flota sigue siendo negro, como atestigua la información publicada por este periódico a mediados de mes: El Gobierno planea desguazar 10 buques al mes durante los próximos cinco años. Un total de 569 barcos (el 5,9%) del total que la Administración pretende hacer desaparecer, según un informe Plan de Acción de la Flota Pesquera 2015 enviado a la Comisión Europea.
