Una sede en Vigo para los pequeños dulces

La Asociación de personas con diabetes tipo I de Galicia estrena local en el centro de la ciudad | Casi un tercio de sus socios son del área viguesa

Desde la izq., Carolina Estival, Steve Osborne  y Arantxa Costas, en el nuevo local. // José Lores

Desde la izq., Carolina Estival, Steve Osborne y Arantxa Costas, en el nuevo local. // José Lores / a. Blasco

Empezaron hace diez años, en octubre de 2013, dando apoyo a las familias de los niños que recibían un diagnóstico de diabetes tipo I. Crecieron con sus socios, incluyendo luego a los adolescentes y, hace dos años, sumaron también a adultos. Aunque los menores, sus “pequeños dulces”, siguen siendo mayoría. Anedia, la ahora asociación de personas con diabetes tipo I de Galicia, estrena el viernes su primer local en la ciudad de Vigo, la metrópoli del área sanitaria en la que concentran casi un tercio de sus asociados –alrededor de 160 del medio millar total–.

Estarán en el número 12 de la calle Carlos Colmeiro Laforet, gracias a la cesión del local por parte de los abuelos de Francisco Fernández Lijo y Pilar López Diéguez, los abuelos de Candela, una de las pequeñas dulces. Si no fuera por ellos, lo tendrían complicado, porque este colectivo sin ánimo de lucro se encuentra en dificultades para recibir ayudas al no considerarse una discapacidad y no necesitar atención en centro de día.

La asociación siempre a prestado atención a usuarios del área en persona, pero debían acordar las reuniones en el Hospital Álvaro Cunqueiro y solicitar allí un espacio cuando querían realizar formaciones. Ahora dispondrán de un local de dos pisos en el que estarán en horario de mañana –de 9 a 13 horas– en días laborables –salvo un día a la semana, que la técnico se desplaza a otra área–. En la planta de abajo tendrán oficinas y un espacio confortable para la bienvenida de las nuevas familias. En la de arriba, un aula para los cursos que organizan –de contaje de raciones, de manejo de bombas de insulina, del funcionamiento de los sensores que permiten anticipación...–

De todos modos, su atención es siempre 24 horas al día, en el teléfono o en los chats, por cualquier problema que surja y, si alguien necesita atención de tarde, la cubrirán con voluntarios.

En esta década de existencia, Anedia se ha convertido en una pieza esencial cuando una familia recibe un diagnóstico de diabetes tipo I. Y no son pocas veces, en el área sanitaria se han dado tres nuevos a niños en la última semana, según los datos con los que cuenta su vicepresidenta, Carolina Estival. “Al inicio, es cuando más apoyo necesitan, es cuando más dudas tienen”, señala y explica que hay que aprender a contar raciones y calcular la insulina y hay “mucho miedo a hacerlo mal”. Las consecuencias no son una tontería: si se pasan con la insulina hay riesgo de coma diabético. “De inicio, es un mundo, luego, al rodar, incluso hay quien lo hace a ojímetro”, señala. De ahí que la comunidad esté disponible para ayudarse las 24 horas al día.

Uno de los apoyos que muchos necesitan es el psicológico, “saber que no es el único”. Y para eso están los socios veteranos. “Al principio las familias tienen que aprender a andar pero luego acaban corriendo y, cuando ya caminan, son el apoyo de otras”, describe Estival en sentido figurado.

De hecho, uno de las actividades más valoradas del colectivo son las convivencias. “Estos niños a lo mejor no tienen ningún otro caso de diabetes en el colegio o el instituto y ver que otros tienen sus mismos problemas y cómo los resuelven, les ayuda”, explica la vicepresidenta. Tienen, incluso, un campamento, del que este año se celebrará la tercera edición, para medio centenar de niños con diabetes tipo I y sus hermanos.