La edad media de inicio en el consumo de drogas en Vigo se adelanta a los 14 años

Prácticamente cada mes salen a la luz nuevos puntos de venta de droga en Vigo, especialmente los conocidos como narcopisos. La sensación general de que está aumentando el trapicheo en la ciudad, especialmente en los barrios, lo confirma también el servicio jurídico de la asociación Érguete, que atendió a lo largo del año pasado a unas ochocientas personas con problemas de adicción a estupefacientes. Y es que ese incremento de los puntos de compraventa de drogas lleva aparejado la consecuencia más lógica: un aumento también de los consumidores. El principal problema, según confirma David Martínez, coordinador del servicio de información y orientación sociojurídico de Érguete, es el adelanto en la edad de inicio de consumo. “La media ya está en los catorce años aquí en Vigo”, advierte, certificando “un cambio en los patrones” de las personas que empiezan en este mundo.

Es más, el perfil de consumo de Érguete apunta que más de la mitad (el 55%), comenzaron a consumir entre los quince y los 18 años, mientras que un 33% antes de los catorce y un 12% a partir de los 19 años. Además, un tercio de estas personas cometió su primer delito entre los 20 y los 24 y un 20% antes de los 19.

Hay que tener en cuenta que, tal y como apuntan los especialistas de Érguete, cuanto menor sea la edad de la persona que consume drogas por primera vez, mayor es la posibilidad de que genere una adicción futura. En Vigo, el cannabis y el alcohol son las sustancias más habituales, seguidas del alcohol, la heroína y las benzodiacepinas. Precisamente, psicofármacos como estas últimas, que solo se pueden adquirir con receta médica, muchos vigueses los están adquiriendo en los puntos de trapicheo, donde los camellos los incorporan a su oferta porque saben que, además de pagarse a un precio elevado en el mercado negro, generan una enorme adicción entre los consumidores, especialmente los ansiolíticos.

Se está detectando una creciente adicción a estos medicamentos, especialmente a los ansiolíticos, antidepresivos o sedantes, fármacos relacionados todos ellos, por lo general, con la salud mental. Es algo similar a lo que sucede con las anfetaminas, que se conoce que su consumo está presente en las fiestas, en la noche, pero no llega a tratamiento. La gente está tomando estos hipnosedantes para el olvido, para paliar el malestar que tienen en esta sociedad, para salir adelante, para trabajar, por la dificultad del acceso a la vivienda

Los servicios de prevención y de asesoramiento de Érguete reconocen que están “alerta” ante la situación actual, pero inciden en que no hay que disparar las alarmas. Los datos sirven ahora para programar los planes de intervención para este año y especialmente crear campañas de prevención con los menores, para evitar que empiecen a consumir drogas a edades tan tempranas. El enfoque multifactorial de las adicciones debe no solo exponer su tratamiento, sino también la necesidad de recomponer los “puentes rotos” que aumentan los riesgos de exclusión (problemas de vivienda, empleo, retroceso en políticas de bienestar), que suponen dificultades añadidas a la hora de la reinserción en la sociedad. También el perfil del “policonsumidor”, con dificultad de deslindar una sustancia como la principal y el uso indebido de benzodiazepinas y su disponibilidad en nuevas redes de distribución.

Intervención directa

Sin embargo, es evidente que todos los datos expuestos demuestran que el problema de la adicción a los estupefacientes en Vigo sigue estando latente y golpeando seriamente a los sectores más jóvenes de la población, aunque la apuesta de Érguete es intervenir de forma directa con todas las personas que han tenido contacto con las drogas. Un servicio de orientación e información que, precisamente, es completamente gratuito para todos aquellos que lo utilizan.

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