Las mujeres solas son ya una quinta parte de las que recurren a clínicas de fertilidad

Profesionales constatan un incremento de este colectivo en sus consultas debido a los cambios sociales

Aunque siguen cerca de los 40 años, ven que empiezan a llegar antes

Laboratorio de reproducción asistida IVI Vigo

Laboratorio de reproducción asistida IVI Vigo / Marta G. Brea

Los cambios sociales introducen cada vez una mayor diversidad en los modelos de familia. Uno de los tipos que ha crecido en los últimos años, por distintos motivos, es el de los hogares monoparentales femeninos. En Galicia han aumentado un 23% en seis años, hasta los 11.800, según los últimos datos de la Encuesta continua de hogares del Instituto Nacional de Estadística (INE), que es de 2020. Entre ellas, aquellas mujeres que toman la decisión de enfrentarse en solitario a la maternidad ya representan alrededor de una quinta parte de las que llaman a la puerta de las clínicas privadas de reproducción asistida de la ciudad.

En IVI Vigo han percibido un incremento del 62% de estos casos en el último lustro y representan el 23% del total de personas tratadas. “El cambio social en torno a la maternidad en solitario es innegable”, señalan desde la clínica. Su director, el doctor Elkin Muñoz las describe como mujeres de “una media de edad de 38 años, vida profesional consolidada y una situación económica estable”. Señala que “muchas de ellas han tenido parejas previas con las que no han cumplido su deseo gestacional, aunque nunca han perdido de vista su meta de ser madres en un futuro, al margen de su situación sentimental”. “Están decididas a emprender la aventura de la maternidad sin pareja desde su madurez emocional y, frecuentemente, cuentan con una red familiar que les apoya en este proyecto”, describe y las califica de “valientes, fuertes, tenaces, muy conscientes de su decisión y seguras de llevarla a cabo”.

Aunque la edad media es alta y ronda los 38 años, asegura que “en los últimos años está disminuyendo progresivamente”. Esta es una tendencia que también han observado en la unidad de reproducción asistida del Chuvi. El doctor Muñoz lo atribuye a “la concienciación social respecto al declive de la fertilidad femenina a partir de los 35”. “No obstante, sabemos que aún queda mucho camino por hacer en este sentido”, recalca.

Para la directora asistencial de la Clínica Nida, la doctora María Isabel Rivas, “la percepción es clarísima”: “Cada vez son más, van aumentando progresivamente”. La ginecóloga lo atribuye a los cambios sociales. “La mujer retrasa la maternidad; cada vez las parejas se consolidan más tarde; también son menos las personas que consolidan una relación a largo plazo... Esto hace que muchas mujeres lleguen a edades próximas a los 40 años sin una pareja consolidada con la que hacer un proyecto en común y, como tienen claro que quieren tener hijos, se ven entre la espada y la pared y deciden tenerlos sin esperar a esa pareja”. Representan el 20% de los casos que atienden –en este porcentaje hay alguna mujer con pareja femenina, pero son pocos casos–.

En los primeros años de la treintena les llegan “pocas”, pero entre 35 y 40 sí que percibe algo más que antes. La doctora Rivas concede que “puede que antes esperaran algo más y ahora sean más realistas” con la edad a la que cae la fertilidad, pero coincide en que es una información que está llegan “muy despacio” a la sociedad”.

En la Unidad de Reproducción Asistida de Vithas Vigo ven que este colectivo de mujeres que afrontan la maternidad en solitario se mantiene estable desde 2018, entre el 15 y el 20% del total de las personas que atienden. La ginecóloga Naira González cuenta que “cada vez hay más mujeres que son conscientes de que el tiempo puede jugar en contra” en sus deseos de ser madres.

Sin embargo, donde han percibido ellos un aumento es en las que deciden vitrificar sus óvulos. La doctora González destaca que la recomendación médica es realizar esta criopreservación antes de los 35 años, “pero no es del todo la realidad”. “Hay mujeres que cuando sí se plantearían ser madres están sin pareja y, entonces, vitrifican, así que no es raro tener pacientes de 36 o 37, aunque está un poco fuera de lo que recomendamos”, explica.

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