Así volvió O Chioleiro a prisión: con sus pertenencias en una gran maleta y haciéndose el simpático

Acostumbrado a la vida entre rejas, el viernes ingresó en la cárcel ubicada en la localidad donde sembró el terror con sus primeros asesinatos

Pasó el fin de semana en el módulo de ingresos

O Chioleiro en 2007.

O Chioleiro en 2007. / Gustavo Santos

M.F.

Entre psiquiátricos y penitenciarios, José Manuel Durán González ha estado más de la mitad de sus ya 66 años de edad encerrado. “Pasó más tiempo en prisión que en la calle, es un medio que no le asusta”, cuentan sobre él. Ya antes de que empezase a matar había estado en centros como el Rebullón de Vigo. Cuando en 1988 asesinó de 16 puñaladas a su abuela fue sentenciado a ser internado durante 15 años en un centro psiquiátrico: los magistrados consideraron que en O Chioleiro concurrían “elementos alucinatorios” propios de un estado de enajenación.

Cumplió gran parte de esa condena en el penal psiquiátrico de Font Calent, Alicante, donde, cuentan antiguas crónicas, hizo buenas migas con un asesino en serie. Salió de allí en 2003 y en diciembre de 2004, de nuevo con un cuchillo, acabó con la vida de su vecina y amiga Alicia Rey. Le impusieron 17 años y medio de prisión que cumplió íntegros. El 14 de febrero de 2023 quedaba en libertad y solo un año después, tras ser detenido como el presunto autor del crimen de la maleta, acaba de regresar a la vida entre rejas.

O Chioleiro ingresó en A Lama a última hora del viernes tras comparecer esa misma tarde, algo más de 24 horas después de su arresto en la estación de autobuses de Pontevedra, ante el juez que decretó su encarcelamiento. Paradójicamente, el penal pontevedrés se encuentra en la misma localidad donde este hombre sembró el terror con sus dos primeros crímenes. Con una orden de alejamiento todavía vigente por el asesinato de Alicia Rey que le prohibe residir en dicho municipio hasta 2028, la misma, según las fuentes consultadas, no le impide cumplir la prisión preventiva en dicha cárcel. “Lógicamente aquí en prisión no tiene libertad de movimientos, la protección de las víctimas a las que se refiere dicha medida está garantizada”, concretan.

Conducido desde la Ciudad de la Justicia de Vigo por agentes policiales, Durán González accedió al centro penitenciario, como marca el protocolo, por el módulo de ingresos, donde se filia y se toman fotos y huellas de los reos a su llegada. “Llevaba sus pertenencias en un maletón enorme”, refieren las fuentes consultadas. Describen que llegó con talante despreocupado e incluso de alguna manera haciéndose el simpático, actitud delatadora de que al menos por ahora no muestra arrepentimiento por los hechos que se le atribuyen ni preocupación o disgusto por estar, una vez más, privado de libertad. Durante este fin de semana que acaba de finalizar se quedó en dicho departamento de ingresos, en una celda que dispone de una ventana de cristal que la comunica con otra donde se le asignó un interno de apoyo. Ahora será el equipo técnico de la cárcel quien deberá evaluarlo para decidir el módulo al que será conducido en esta nueva etapa de su vida en prisión.

“Es un psicópata de manual; todos sabíamos que en cuanto pisara la calle volvería a matar”

“Se veía venir, todos sabíamos que en cuanto pisara la calle poco iba a tardar en volver a matar; es un psicópata de libro, de manual”. Un funcionario de prisiones que coincidió con O Chioleiro en la prisión de A Lama cuando José Manuel Durán González estuvo internado allí por el asesinato de Alicia Rey no se muestra sorprendido por el hecho de que haya sumado, supuestamente, un tercer crimen a su historial delictivo. Otro funcionario que también tuvo contacto con este asesino se pronuncia en idéntico sentido. “No es reinsertable, su única reinserción sería estar tutelado de alguna manera”, indica.

Sobre cómo es O Chioleiro en prisión, uno de estos dos trabajadores cuenta que en sus anteriores etapas “siempre siguió las normas al dedillo”. “En ese sentido es un preso modélico; tenía su celda impoluta, cuidaba el orden y no causaba demasiados problemas; sí era un reo reivindicativo en cierto modo, porque enviaba numerosas instancias al juez de Vigilancia Penitenciaria y a la Secretaría General de Instituciones Penitenciarias quejándose de ciertas cuestiones que él consideraba que atentaban contra sus derechos”, afirma.

“Hay delincuentes que en libertad son muy peligrosos, como pueden ser los violadores o los vinculados a mafias, pero que en prisión no generan problemas y cumplen las normas porque saben que ser conflictivos con los funcionarios o con el equipo técnico no les lleva a nada; es el caso de O Chioleiro”, refiere el otro funcionario. “Pese a sus carencias educativas y morales, es listo en este sentido”, añade.

Lo ocurrido en este caso merece una reflexión. Julio, representante en la provincia de Pontevedra del sindicato “Tu abandono me puede matar”, es crítico y denuncia la falta de medios en el ámbito penitenciario: “Hay que tomarse en serio la reinserción y poner los medios para que ésta sea posible; por el bien de la sociedad”. Las patologías mentales forman parte de la biografía de O Chioleiro. “Son presos que necesitan atención médica y en A Lama la atención médica es cero”, dice. Seis de las ocho plazas de médicos del penal están vacantes. Con solo dos doctores a día de hoy, “muchos días” no tienen facultativo. “Además no son especialistas”, afirma, señalando que ni siquiera hay un psiquiatra en plantilla, sino que viene uno externo de vez en cuando. “Así la reinserción es imposible”, concluye.

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