Adiós a Ventura Pérez Mariño, un hombre solidario, valiente y eterno

Seres queridos y allegados acompañan a la familia en la despedida del exalcalde vigués y magistrado

La sala del Vigo Memorial se llenó para despedir al exalcalde vigués y magistrado.

La sala del Vigo Memorial se llenó para despedir al exalcalde vigués y magistrado. / José Lores

Fuerte, valiente, solidario, generoso, coherente, bueno, padre y esposo maravilloso, feminista y sereno. Fueron algunas de las palabras que escogieron familiares y amigos del exalcalde, exdiputado y magistrado vigués Ventura Pérez Mariño en su funeral civil, organizado en el tanatorio Vigo Memorial. Acudieron más de 200 personas. La sala se quedó pequeña para la cantidad de gente que lo despidió, con más de la mitad de pie en los laterales y el fondo, pero también en los accesos. Fue un adiós cargado de emotividad y calor, con discursos elaborados desde el corazón y la compañía amena del violín.

“Tuvo una vida llena de vivencias, aventuras y viajes”, recordó su hija, Claudia Pérez Galovart, tras poner en valor el “legado intelectual, cultural y humano” que les dejó su padre a ella y a su hermano Denis, así como su “sabiduría”. “Nada le paraba”, continuó, a la vez que destacó su “sentido de la ética y la justicia inquebrantables” como “defensor de las causas justas”. “Tremendamente inspirador. Valiente, bravo y audaz. Ni una queja ni lamento”, pregonó en el atril de la sala.

Aludió a una de las grandes pasiones de su padre, el running, que le llevó a correr la maratón de Nueva York, y le prometió “seguir coleccionando dorsales y haciendo kilómetros juntos”. “Correr era parte de su día a día. Fue un adelantado a sus tiempos”, señaló Claudia, que remarcó su querencia por la naturaleza y, en especial, por su nieto, hijo de ella. Comparten nombre y el primer apellido: Ventura Pérez. “Fue un motivo para que te quedases unos años más con nosotros. Me preguntó si podríamos construir otro abuelo. Ojalá fueran eternos”, dijo la hija del exregidor olívico, que abrió el acto, al que acudieron representantes del gobierno municipal: el alcalde, Abel Caballero, entre ellos.

Sobre la relación que mantenía con su madre, la también jueza Dolores Galovart, Claudia subrayó la “admiración” mutua. Lola, como es más conocida, fue la última en intervenir. Ensalzó la fuerza de su marido tanto física como de voluntad, además de sus tantos atributos: solidario, maratoniano, intelectual, conversador, creativo, emprendedor, líder, sagaz, buscador de justicia... “Hemos sido unos privilegiados”, apuntó antes de lamentar que, 15 años atrás, llegó a sus vidas “un viento brutal”, el párkinson, cuando Ventura Pérez tenía 60 años. “Su agudo silbido casi nos lleva a todos por delante. Al enterarse, no lloró ni protestó ni se quejó de su suerte; aceptó su enfermedad. Cuando le preguntaban qué tal estaba, con una sonrisa, decía que estaba jodido”, añadió.

Su problema de salud hizo que “dejase de ser Ventura poco a poco”, aseguró Galovart. “Nos fue dejando muy solos. Tuvimos que aprender a vivir con él sin él. Hace pocos días, me dijo que estaba en la línea de su dignidad. Ya no le tenía sentido su vida. Marcharse era la solución”, anotó.

Llamado a pervivir en el recuerdo

También se colocó ante el atril su amigo Julio Picatoste, magistrado jubilado, que metió en la máquina del tiempo a los asistentes recuperando vivencias con Pérez Ventura, como los viajes a congresos en Cáceres o Murcia. “Recuerdo sus salidas tempranas del hotel para hacer deporte. Hay personas que están especialmente llamadas a pervivir en el recuerdo. Tenía un carisma capaz de esculpir una imagen imborrable en la memoria. Emanaba serenidad y paz. Nadie muere del todo mientras sea recordado por los que nos quedamos. Se lleva lo mejor de nuestros corazones”, apuntó.

La hermana de Ventura Pérez, Marisé, protagonizó uno de los momentos más emotivos. Leyó con entusiasmo un poema que le encantaba, Romero sólo, de León Felipe. Fue aplaudida con intensidad por los asistentes. También le dedicó unas palabras su gran amiga Ana Míguez: “Era amor en acción, valente e comprometido cos máis desfavorecidos. Sentía unha inmensa felicidade co seu neto”. El abogado Gonzalo Martínez Fresneda ensalzó su “fuerza”. “Sabía sacar lo mejor de nosotros”, resumió.