Una vida volcada en la defensa de los derechos

Como abogado, juez, político y activista, demostró su apuesta por la igualdad

Envió a la cárcel al exbanquero Mario Conde

Ventura Pérez Mariño, durante la lectura del bando de la Reconquista en 2015.

Ventura Pérez Mariño, durante la lectura del bando de la Reconquista en 2015. / Ricardo Grobas

En su ciudad natal, Ventura Pérez Mariño, amante de la pesca y el running –corrió la maratón de Nueva York–, estudió en los Jesuitas y dio los primeros pasos como jurista tras formarse en Derecho y Administración de Empresas. Continuó su carrera en Madrid, donde conoció al también político y abogado Enrique Tierno Galván y accedió a la Audiencia Nacional: se encargó de casos muy sonados, como el del líder de la banda terrorista ETA Josu Ternera o el del narcotraficante Manuel Charlín. Dio el salto a la política en 1993 vinculado al PSOE, a la vez que su compañero Baltasar Garzón, también juez.

Pidió la excedencia voluntaria en la carrera judicial para presentarse como candidato independiente en las elecciones al Congreso de los Diputados de ese mismo año, cámara de la que formó parte desde el número uno de la lista del PSOE por la provincia de Lugo. El 13 de febrero de 1995, renunció a su acta de diputado tras discrepancias por la forma de abordar la lucha contra la corrupción. Cuatro días antes, rompió la disciplina del grupo parlamentario votando en contra del Gobierno en cuatro ocasiones y solicitó públicamente la dimisión del presidente, el socialista Felipe González.

Su primer contacto directo con la política fue breve: demostró por qué era independiente. Su bandera eran sus valores, la defensa de sus ideales, más allá de las siglas de un partido. “Tiña unha forma de entender a política cun grande impacto, un discurso non programático cun ideario de esquerdas. Sufría moito cos procedementos administrativos pola ansia de dar resposta canto antes aos problemas da xente”, recuerda la periodista, política y escritora María Xosé Porteiro, que compartió equipo con él como concejala en Vigo.

También destaca su “compromiso con el ámbito público y la defensa de la igualdad social” el subdelegado del Gobierno en Pontevedra, Abel Losada, que fue su jefe de campaña en las municipales de 2003. “En una época en la que estos temas no eran tan habituales en las agendas políticas, él ya sabía que el futuro pasaba por ahí”, subraya, a la vez que apunta que, inicialmente, era “tímido, introvertido”. “En las distancias cortas, era absolutamente afectuoso y cariñoso”, rememora. Avalan estas palabras los hechos: dio vida a las oenegés Alas5 –para dar alimentos a gente vulnerable– y Pozos de Agua Mayo Rey, que construyó 39 pozos para abastecer de agua potable a 25 poblaciones del lamidato Mayo Rey, en Camerún.

Pérez Mariño regresó a la Audiencia Nacional tras su primera incursión en la política. Participó en el juicio por el secuestro del empresario Segundo Marey a manos de los Grupos Antiterroristas de Liberación (GAL) y formó parte del caso Banesto en el año 1997, en sustitución del magistrado José Antonio Marañón, para juzgar al exbanquero Mario Conde por delitos de apropiación indebida y estafa, el cual fue condenado a 20 años de prisión. Después, solicitó de nuevo una excedencia y abrió un despacho en el centro de Vigo.

Tiña unha forma de entender a política cun grande impacto, un discurso non programático cun ideario de esquerdas. Sufría moito cos procedementos administrativos pola ansia de dar resposta canto antes aos problemas da xente

María Xosé Porteiro

En 2003, cuatro años más tarde, volvió a la política. Lo hizo para liderar como independiente la candidatura socialista a la Alcaldía de su ciudad. El encargo le llegó desde la dirección del PSOE en Madrid, que buscaba un cambio de aires con José Luis Rodríguez Zapatero como capitán del barco. Fue la opción propuesta por José Blanco, secretario de organización del partido por aquel entonces –antes, secretario provincial del PSdeG de Lugo–, para cerrar la herida abierta de la ejecutiva local por diferencias entre el representante de la formación en Vigo, Carlos Príncipe, y la ejecutiva nacional.

Las encuestas no le auguraban un buen resultado –anticipaban la pérdida de un edil, tenía 7 el PSdeG–, pero ocurrió lo contrario. Sumó 12.000 votos más que el candidato socialista de las municipales de 1999, Príncipe, al que la formación le negó presentarse en los comicios del año 2003 en base al nuevo reglamento y régimen de cargos públicos del PSOE: no le permitía este paso a aquellos candidatos de municipios con más de 50.000 habitantes y capitales de provincia que, habiendo concurrido en dos ocasiones anteriores, no hubieran resultado elegidos, excepto que se hubiese producido una progresión en los resultados electorales.

El BNG le ofreció su apoyo para ser alcalde, con el exregidor Lois Pérez Castrillo, del Bloque, como teniente de alcalde. A mediados de diciembre, Ventura Pérez Mariño se sometió a una cuestión de confianza y la perdió, por lo que la popular Corina Porro accedió al cargo de alcaldesa, en el que se mantuvo hasta 2007. El problema: no estaba de acuerdo con el Plan Xeral de Ordenación Municipal, en elaboración desde antes de su llegada con Castrillo como alcalde, y eso le costó el apoyo de su socio a los presupuestos. Continuó como edil hasta julio de 2005. Tras esta nueva incursión en la política, retomó la carrera judicial. Su último destino fue el Juzgado de Instrucción número 7 de Vigo, del que fue titular cinco años.

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