Una de las investigaciones más trabajadas y complejas lideradas por la Guardia Civil podría desinflarse por la falta de pruebas. Se trata del crimen de Carlos Alberto Videira, un ciudadano portugués de 40 años afincado en Vigo cuyo cadáver fue hallado en el pozo de una nave abandonada en la parroquia de O Cerquido, Porriño, en 2021. El cadáver presentaba un fuerte golpe en la cabeza y las posibilidades de identificación eran, al principio, mínimas. Un año después, y gracias a una técnica de aproximación facial forense, se le pudo poner nombre y apellidos al fallecido. Fue entonces cuando los agentes del Instituto Armado detuvieron a tres sospechosos del asesinato en el marco de una investigación dirigida por el Juzgado de Instrucción nº 3 de O Porriño.
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El buen rumbo del procedimiento ha dado ahora un parón en seco. Y es que el juzgado ya recibió el informe del grupo de Criminalística de la Guardia Civil relativo a las pruebas de ADN tomadas en la furgoneta en la que los principales sospechosos, Roberto B. y Marcos David V., –hay un tercero, Sergio L. M., que fue quien señaló a los anteriores–, habrían trasladado a Carlos Alberto, vivo o muerto, hasta el pozo de O Porriño. Los resultados de estos análisis han sido negativos; es decir, no hay coincidencia entre las muestras biológicas tomadas del volante y otras dependencias del copiloto y las muestras indubitadas de los dos investigados.
Esto, unido a la falta de indicios “sólidos” contra ambos, podría llevar a las defensas de los detenidos a solicitar el archivo de las actuaciones. Y es que a principios de este pasado 2023, la Sección Segunda de la Audiencia Provincial de Pontevedra ya los dejaba en libertad provisional. La prueba principal que los mantenía en prisión era la declaración de Sergio L.M., quien señaló tanto a Marcos como a Roberto como responsables en la desaparición de Carlos Alberto. Sin embargo, sus múltiples versiones y contradicciones a lo largo de la instrucción y más concretamente durante la diligencia de reconstrucción del crimen que tuvo lugar hace justo un año, motivó la puesta en libertad.
Falta de pruebas
El tribunal sostuvo que la declaración de Sergio L. sobre la culpabilidad de Roberto B. y Marcos David V. en la muerte de Carlos Alberto no cuenta con la “solidez necesaria”. Es más, durante esta diligencia de reconstrucción ofreció una versión distinta de la verbalizada tras su paso a disposición judicial, llegando a caer en varias contradicciones relativas al día de la desaparición del muerto, el 13 de octubre de 2018.
El móvil de la estafa
Entre las pocas veracidades que giran alrededor del caso sobresale el previsible móvil de la estafa por parte de la víctima en el negocio de la compraventa y reparación de vehículos. Todavía sigue sin queda claro qué relación tenían los tres investigados. Según relató durante la reconstrucción Sergio, los otros dos investigados se citaron con él y la víctima en un taller de Ramón Nieto, de donde se habrían llevado por la fuerza a Carlos Alberto para su posterior traslado al pozo de Porriño. A las pocas horas, declaró Sergio, tanto Roberto como Marcos David regresaron a dicho taller con la furgoneta vacía.
De igual modo, la investigación todavía está pendiente de una pieza que se mantiene bajo secreto de sumario relativa a la geolocalización y posicionamiento del teléfono móvil de los investigados el día del crimen.