El difícil reto de descifrar el teléfono de Déborah

Con un método similar al desarrollado en el caso de Marta del Castillo, los peritos de Lazarus intentan acceder al móvil de la joven viguesa con terminales idénticos obtenidos en Singapur o Arzebaiyán

Los peritos Manuel Huerta y Javier Vicente, ayer en la Ciudad de la Justicia.

Los peritos Manuel Huerta y Javier Vicente, ayer en la Ciudad de la Justicia. / M.F.

Marta Fontán

Marta Fontán

Tras años extraviado, el teléfono móvil de Déborah, un viejo Nokia 3310, aparecía en septiembre del pasado año en una caja con material de la causa que permanecía olvidada en dependencias centrales de la Policía Nacional de Madrid. El terminal, uno de los más populares cuando en 2002 esta joven viguesa fue hallada muerta en una cuneta de O Rosal, ya no tenía la tarjeta SIM que también había entregado la familia a los investigadores.

Con este escenario, el de un móvil antiguo que absolutamente nada tiene que ver con los smartphones actuales y que además ya no disponía de tan importante tarjeta, la duda era si el dispositivo podría arrojar algo de luz a la desaparición y muerte criminal de Déborah. Y, aunque el reto es complicado, lo peritos de Lazarus Technology, los mismos que ya analizaron el disco duro del ordenador de la víctima, se han puesto a ello. De hecho, ya llevan meses trabajando con un método similar, aunque con más dificultades, que el que acaban de desarrollar con éxito en el caso de Marta del Castillo, a través, en ese asunto, del descifrado del teléfono de Miguel Carcaño, asesino confeso de la joven sevillana.

Un teléfono Nokia como el que tenía Déborah cuando desapareció en 2002.

Un teléfono Nokia como el que tenía Déborah cuando desapareció en 2002.

Tras el hallazgo del móvil de Déborah, estos peritos fueron convocados por la jueza de Tui para asistir, en el complejo de la Policía Nacional de Canillas (Madrid), a la extracción de datos del terminal por parte de agentes de la Policía Científica. El teléfono pudo ser encendido con su propia batería, pero se optó por no ir más allá. ¿La razón? Sin la tarjeta SIM original, si se utilizaba otra tarjeta distinta o una “comodín” para intentar acceder a la información se corría el grave riesgo de “perder datos”. Así que los expertos de Lazarus –según explicaron ayer en la Ciudad de la Justicia con motivo de su intervención en otra causa judicial de Vigo– se pusieron a trabajar para encontrar la manera de acceder y volcar el contenido sin introducir otra SIM.

Un dispositivo "extremadamente antiguo"

¿Cómo hacerlo? Manuel Huerta, CEO de Lazarus, lo explica de una forma bastante didáctica. Tras incidir en la dificultad que supone trabajar con un Nokia como este “extremadamente antiguo” y “muy embrionario desde un punto de vista tecnológico”, este experto afirma que ya están haciendo pruebas en su laboratorio con “réplicas” para dar con la forma de obtener la información con “todas las garantías”. “Lo que se busca es replicar el escenario tecnológico hasta que sea 100% idéntico al original”, indica. Para ello, han tenido que buscar teléfonos Nokia del mismo modelo –3310– e incluso de la “misma versión de ingeniería”, para lo que han recurrido a proveedores internacionales. Tras conseguir terminales en lugares como Singapur o Arzebaiyán, consiguieron, destaca, tres móviles de idénticas características al que utilizaba la joven viguesa.

Cuando obtengan la réplica perfecta, llegará el momento clave, el de averiguar si el teléfono de Déborah puede aportar pistas sobre lo ocurrido. “El escenario es incierto”, reconoce Huerta, que trabaja en este caso junto a Javier Vicente. Lo que buscarán son llamadas entrantes, salientes y perdidas, así como SMS. Y, aunque de forma más imprecisa que los modernos dispositivos actuales, intentarán averiguar datos sobre el posicionamiento del teléfono. El problema es que, al ser un viejo terminal, calculan que solo podrán acceder a la información que se almacenó durante los tres meses anteriores a su apagado.

Déborah no llevaba consigo el móvil cuando desapareció, por lo que ya está claro que, hablando de geolocalización, no se obtendrán datos sobre su último recorrido. La duda es si podrá aportar información sobre los días justamente anteriores a ese 30 de abril de 2002 en que se perdió la pista a la joven o si esto ya no será posible por haber permanecido encendido demasiado tiempo con posterioridad a su desaparición y muerte. El terminal fue entregado a la Policía por la familia en enero de 2006, casi cuatro años después, ya que los investigadores no lo llegaron a recoger justo tras ocurrir los hechos.

A la espera del último informe del disco duro

“Merece la pena intentarlo, estoy seguro de que obtendremos datos; Pero, ¿serán útiles? Esa es la incógnita porque el esfuerzo, depende de lo que nos encontremos, puede ser en balde”, afirma Manuel Huerta. Lazarus ya trabajó con réplicas en el caso de Diana Quer y en la actualidad está ultimando su informe sobre el caso de Marta del Castillo que, avanzan, aportará información de interés sobre esta desaparición ocurrida en 2009. Lo que hicieron fue analizar el teléfono de Miguel Carcaño y aunque ese análisis también fue un reto, resultó menos complejo que el que afrontan ahora en el caso Déborah porque ese móvil, un Motorola U9, es un modelo también viejo en comparación con los actuales, pero más avanzado que el de la joven viguesa.

Con un único investigado, su exnovio, el caso Déborah también está pendiente del último informe sobre el disco duro, el que debe emitir la Guardia Civil por encargo de la jueza instructora.

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