“Laxeiro e a arte da súa época"

Laxeiro a través de las miradas contemporáneas

Ocho artistas analizan algunas de las piezas seleccionadas por el MARCO en su nueva muestra sobre el pintor lalinense

Carolina Sertal

Carolina Sertal

Una exposición envolvente, que por momentos atrapa al visitante en algunos de los cuadros que penden de las distintas salas y en la que se puede contemplar y, sobre todo, disfrutar, de la evolución de un artista que marcó época, ahora puesto en contexto de la mano del MARCO (Museo de Arte Contemporánea de Vigo). Comisariada por el director de la institución museística, Miguel Ángel Fernández-Cid, “Laxeiro e arte da súa época” es la muestra que cierra el año dedicado al pintor José Otero Abeledo “Laxeiro” (Donramiro-Lalín, 1908 –Vigo, 1996) por la Real Academia Gallega de Bellas Artes y FARO ha invitado a ocho artistas a escoger una pieza de la selección efectuada por el MARCO para su puesta en valor.

Menchu Lamas, Ramón Trigo, Antía Sánchez, Nelson Villalobos, Antón Patiño, Lucía Romaní, Din Matamoro e Ignacio Pérez-Jofre se han acercado hasta el museo vigués para realizar un recorrido por la obra de Laxeiro que, en esta ocasión, dialoga con pintores como Zuloaga, Xesús Corredoyra, Francisco Asorey, José Gutierrez Solana, Benjamín Palencia, Joaquín Torres García o Daniel Vázquez Díaz, hasta Antonio Saura, Rafael Canogar o Maside, Manuel Colmeiro, Souto o Maruja Mallo. Y es precisamente esa puesta en contexto de Laxeiro uno de los aspectos que más ha cautivado a los ocho artistas vigueses.

La exposición estará disponible en el museo vigués hasta el próximo 21 de julio

Para Din Matamoro la muestra resulta “muy interesante” y “muy recomendable”, mientras que Nelson Villalobos destaca que “Laxeiro alumbra con todos los compañeros de su época. Es muy importante cómo con esta exposición se logra ver el contexto de esa España negra. Llevo tiempo siguiendo el trabajo que hace el MARCO y realmente el museo está empezando a tomar unas buenas dimensiones y a presentar series muy buenas”.

Por su parte, Lucía Romaní afirma que le llama especialmente la atención “la natural convivencia entre obras procedentes de diversos artistas con estilos y lenguajes divergentes”. Tras su recorrido por las salas, esta doctora en Bellas Artes y artista plástica indica que observa esa diversidad como “fuente de riqueza, lo que amplía la mirada de la persona que contempla: la expresividad de unas obras frente al simbolismo o formalismo de otras piezas, el deseo de explorar nuevas formulaciones, así como la referencia a temáticas populares y costumbristas también presentes en la obra de Laxeiro. Piezas que dialogan y que reviven su universo cotidiano”. Menchu Lamas también coincide en que ese diálogo que se establece entre las obras es “unha boa lectura, porque cada época ten un aire, un espírito. O feito de poñer a Laxeiro en contacto co que se estaba facendo no momento é moi acertado porque non vivimos fóra da sociedade e todo ten relación, incluso as influencias, porque as cousas non saen da nada, imos medrando e iso é interesante de ver”.

Asimismo, Antón Patiño hace referencia a la característica de Laxeiro como “fabulador”. En este sentido, este artista apunta que “el tiña todo isto na cabeza, todos os personaxes que podemos ver na exposición. Este mundo que reflicte Laxeiro está só na súa imaxinación e, a partir das festas e do mundo popular, el fai unha reconstrución persoal. Pertencería aos renovadores, porque é moi enérxico e a materia da pintura cobra unha vitalidade sorprendente”.

Para Ignacio Pérez-Jofre también resulta muy interesante el diálogo de las obras del Laxeiro con el resto de artistas, ya que, según comenta, “creo que fue un artista que siguió de una forma absolutamente fiel sus impulsos y no estuvo atado a un estilo o imagen determinada, si no que fue toda su vida investigando y retomando temas a través de esas investigaciones de expresión, eso hace que su obra tenga muchos correlatos, lo vemos conectado con tendencias muy fundamentales del arte del siglo XX”, a lo que añade que “esta muestra está muy cargada, porque la obra de Laxeiro tiene mucha información, una carga que le beneficia porque produce intensidad en la experiencia y para cualquiera al que le guste la pintura supondrá disfrute”.

Laxeiro a través de las miradas contemporáneas | MARTA G. BREA

Menchu Lamas ante la obra Hans de Islandia (1966) / Marta G. Brea

“Laxeiro era un gran contador de historias e esta peza é un cómic total”

Menchu Lamas

— Hans de Islandia (1966)

Cuenta la pintora viguesa Menchu Lamas que en varias ocasiones llevó en coche a Laxeiro hasta Lalín. Lo recuerda como “un gran contador de historias” y es por eso que revisando toda la obra expuesta del artista lalinense en el MARCO su elección de un cuadro no es asunto baladí, pues Hans de Islandia es para Menchu “un relato”. Partiendo de la base de que toma como título la primera novela escrita por el novelista francés Victor Hugo, lo que más le interesa a la artista viguesa de esta pintura es que “conta unha historia. Aparece ese personaxe central, que semella un robot, pero todo o relato sucede nas beiras. Laxeiro era un gran contador de historias e esta peza é un cómic, no que hai unha superposición de elementos e personaxes, hai como viñetas nos bordes e podes coller distintos fragmentos, mesmo ten algo picassiano”.

Otro de los aspectos que más interesa a Menchu Lamas de esta obra de grandes dimensiones es la línea. En este sentido, la pintora destaca que “aquí todo el é unha liña continua, é un arabesco continuo, de onde van saíndo as figuras. O que máis fai é debuxar e todo seguido, a cor está moi controlada, son as do seu momento, e resulta un cómic total”.

Laxeiro a través de las miradas contemporáneas | MARTA G. BREA

Ramón Trigo ante la obra "O martirio do moneco Ramón" (1966) / Marta G. Brea

“Aquí unifica o expresionismo, o costumismo, o tenebrismo e ten referencias a Solana e Goya ”

Ramón Trigo

— O martirio do moneco Ramón (1966)

Perteneciente a la producción de la época boanerense de finales de la década de los 60, O martirio do moneco Ramón es una composición que se enmarca en la fase pictórica que se caracteriza por la apertura del pintor lalinense a la obra de Picasso de los años 30, del grupo COBRA y el expresionismo abstracto, así como a las experiencias informalistas de El Paso o la neofiguración. Y es precisamente por esa fusión de corrientes en una misma pieza por lo que O martirio do moneco Ramón es el lienzo que más ha llamado la atención del artista plástico Ramón Trigo de toda la exposición instalada en el MARCO.

“Laxeiro ten moita obra, pero nesta mostra está moi ben escollida, e tamén as obras dos demais artistas, é unha maneira diferente de achegarse a Laxeiro"

El pintor, dibujante y escultor vigués analiza que “Laxeiro ten moitas épocas, pero as que máis me gustan son as que teñen expresionismo, costumismo, tenebrismo e referencias a Solana, Goya e Rembrandt. E aquí, neste cadro, unifica todo isto”. Por otra parte, Ramón Trigo hace referencia a que “Laxeiro ten moita obra, pero nesta mostra está moi ben escollida, e tamén as obras dos demais artistas, é unha maneira diferente de achegarse a Laxeiro. Unha marabilla”.

Laxeiro a través de las miradas contemporáneas | RICARDO GROBAS

Antía Sánchez ante la obra "Cencerrada" (1950) / Ricardo Grobas

“Este cuadro me atrapa porque se comunica con mi imaginario”

Antía Sánchez

— Cencerrada (1950)

Recorriendo la muestra de Laxeiro, la artista y docente viguesa Antía Sánchez reconoce que se deja llevar por ella, una selección de obras que considera inspiradora y que la envuelve al encontrar obra del pintor lalinense acompañada de sus referentes. Sánchez afirma tras el recorrido que hay varias composiciones artísticas que fijan su mirada, sin embargo, hay una pieza que lograr atraparla. Se trata de Cencerrada, en la que se recrea una antigua costumbre de algunas aldeas gallegas, en las que la muchedumbre, con cuernos, címbalos y latas viejas toca, bebe y recita coplas alrededor de una pareja de gigantes.

“Este cuadro me atrapa porque se comunica con mi obra, con mi imaginario... la mitología ancestral"

La artista viguesa indica que “este cuadro me atrapa porque se comunica con mi obra, con mi imaginario... la mitología ancestral. Es una obra con ruido, mucho... donde decenas de personas ofrecen una ‘cencerrada’ vitoreando a una pareja de gigantes, una imagen tan cargada de contenido que me hace investigar y encontrarme con que las cencerradas anunciaban en algunos casos las segundas nupcias, los gigantes representan a los novios a los cuales parece que van a quemar para culminar la festividad. Es una obra que no deja indiferente”.

Laxeiro a través de las miradas contemporáneas | FDV

Nelson Villalobos ante la obra "Mascarón" (1934) / FDV

“Es de una época que me gusta; cuando tienen precisión el dibujo y la pintura”

Nelson Villalobos

— Mascarón (1934)

Un óleo sobre lienzo en el que se evidencia de forma plena la adhesión de Laxeiro a lo que se conoce como estética granítica, adoptada por el grupo conocido como Los Renovadores, de la vanguardia histórica gallega, para construir una estética diferenciada y nueva que definiera la identidad del país gallego. Datada en 1934, en el marco del contexto de la figuración europea de entreguerras, Mascarón es la obra más destacable de la muestra para el artista cubano-vigués Nelson Villalobos, quien asegura que “es la que mejor sintetiza la época en la que regresa de Cuba. Ya el título tiene su gracia, su manera de hacer ese humor de ‘carallo’, como decía él, y me gusta porque sigue conservando una atmósfera de pintores tenebristas, de los cuales él era un gran seguidor”.

Asimismo, Nelson Villalobos también pone en valor la textura de esta pieza y señala que “está todo resuelto. Esta obra es de la época que más me gusta de Laxeiro; cuando tiene precisión en la pintura y el dibujo, porque ya en las últimas fases, hacia los años 70, a él le interesa más el gesto y la impresión, y se vuelve más expresionista, mezclando todo mucho más”.

Laxeiro a través de las miradas contemporáneas | MARTA G. BREA

Antón Patiño ante la obra "Muller Crucificada Inacabada" (1973) / Marta G. Brea

“Este é un cadro moi bo; ten todos os elementos presentes na súa estética”

Antón Patiño

— Muller Crucificada Inacabada (1973)

Lo considera un cuadro único en toda la exposición y al tomar algo de distancia con respecto al gran lienzo titulado Muller crucificada inacabada, el artista Antón Patiño comenta con contundencia que esta obra tiene “unha forza especial”. Para este pintor, esta es su pieza favorita de las que recogen la muestra porque “este é un cadro moi bo; ten todos os elementos presente na estética de Laxeiro, esa atmosfera de Entroido, pero de carnaval cun trasfondo dramático. Gústame porque emprega dúas linguaxes, unha máis gráfica arredor da figura protagonista, que ten ese xesto da crucifixión, e ao seu arredor estes personaxes con vestimentas festeiras, son como nenos, dun mundo de ficción. En cambio na muller protagonista o tratamento é distinto, non hai cor, é gris, hai un arrastramento de pinceladas,... o tratamento pictórico é moi distinto e os personaxes enmarcan a figura. Son dous planos de realidade”.

Por otra parte, Antón Patiño destaca la estructuración de la pieza indicando que “ten a composición dun retablo, seguindo a pegada do románico presente en todo Laxeiro e xoga moito co clarescuro. É único”.

Laxeiro a través de las miradas contemporáneas | RICARDO GROBAS

Lucía Romaní ante la obra "Figura, retrato" (1957) / Ricardo Grobas

“Dirige la mirada hacia la psique, en la que la obra me invita a entrar”

Lucía Romaní

— Figura, retrato (1957)

Tras finalizar la visita a la sala, la doctora en Bellas Artes, artista plástica e investigadora Lucía Romaní se queda observando una obra discreta, de formato pequeño, pero que logra llamar su atención por el contraste entre luces y sombras, por la dualidad “oscuridad y luz”. La pieza titulada Figura (Retrato) ha conseguido cautivar la mirada de esta artista viguesa porque en el rostro que recrea Laxeiro “la parte izquierda se encuentra iluminada, mientras que la otra mitad está en penumbra, como si el autor quisiera hacer visible esa dualidad oscuridad y luz, es decir, una aproximación psicológica al ser humano, a su esencia. En definitiva, a una parte de lo que somos”, afirma.

Asimismo, para Lucía Romaní, Laxeiro “añade una capa de complejidad a través del fragmento en la construcción del rostro. El encuentro de los diferentes puntos de vista, desde el frontal y de perfil de un rostro que parecen dos, sumado a la variedad de formas y trazos conforman una identidad múltiple e impura alejada de un ideal estético de corte formalista. Una obra que para mí dirige la mirada hacia un lugar más profundo e interno, el de la psique, en el que la obra me invita a entrar”.

Laxeiro a través de las miradas contemporáneas | ALBA VILLAR

Din Matamoro ante la obra "Paisaxe" (1930-40) / Alba Villar

“En esta obra de Laxeiro, la materia esconde todo en una primera visión”

Din Matamoro

— Paisaxe (1930-40)

Atraído por un pequeño cuadro situado entre otros dos artistas que les gustan especialmente, Benjamín Palencia y Vázquez Díaz, el pintor vigués Din Matamoro escoge Paisaxe de entre todas las obras de la exposición para su puesta en valor, ya que, en su opinión, “en este obra de Laxeiro, aparentemente la materia esconde todo en una primera visión. Tiene la estructura, el dibujo, tiene pintura, tiene la materia y las texturas que tanto le gustan a él. En este cuadro hay pintura, abstracción y figuración, y las imágenes están escondidas en la materia, hay texturas, pinceladas, grafismo, hay de todo. Pero si te alejas, descubres como un pueblo, unas casas olvidadas, quizás, una especie de caballo o asno que es difícil de ver al principio y dos figuras, de niños, parece, dentro de una especie de caverna”.

Din Matamoro pone de relieve el uso del color en esta pieza, señalando que “es un cuadro con azules y tierras que me gustan mucho, es como un paisaje de la mente, en el que todo está estructurado, pero al mismo tiempo no, y la materia está dentro de la materia y, a su vez, dentro también está la pintura”.

Laxeiro a través de las miradas contemporáneas | ALBA VILLAR

Ignacio Pérez-Jofre ante la obra "Homenaxe a Rembrandt" (1977) / Alba Villar

Dudando entre dos obras de la misma época, finalmente, el artista y profesor titular en la Facultad de Bellas Artes de Pontevedra Ignacio Pérez-Jofre se decanta por Homenaxe a Rembrandt para ensalzar la figura de Laxeiro, y lo elige por pertenecer a la etapa en la que más le conmueve su trabajo. Así, este pintor indica que “me interesa muchísimo porque introduce códigos de la abstracción gestual y de la abstracción matérica aplicadas a una figuración expresiva, muy personal, de corte expresionista. Me interesa la referencia a Rembrandt, que es un pintor fundamental, y que consigue ese milagro de la transformación de materia en luz, vemos aquí como el pigmento se transforma en energía luminosa, y la manera en la que Laxeiro ha interpretado esa transformación me parece que tiene muchísima fuerza”.

Ignacio Pérez-Jofre también dice que “no pierde su gesto personal y este cuadro nos transmite esa transformación de la pasta con fuerza y una gran crudeza, una pasta que a la vez se está transformando en luz y sombra; ese equilibrio es muy emocionante en esta pieza”.

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