António Costa refuerza su "guardia" y nombra a João Galamba ministro de Infraestructuras

Nuevo tiempo en la política portuguesa y su planificación de transportes. El presidente del Gobierno, António Costa, nombró este martes a João Galamba como nuevo ministro de Infraestructuras del país vecino después de la dimisión de Pedro Nuno Santos.

El precipitado adiós del principal impulsor de la modernización del ferrocarril luso por el escándalo de las indemnizaciones de la TAP, la aerolínea nacional rescatada durante la pandemia, ha obligado también a la división de la cartera.

De esta forma, Marina Gonçalves continuará con las competencias de Vivienda después de ostentar el rango de Secretaria de Estado con su principal mentor.

João Galamba (Lisboa, 1976) reforzará el núcleo duro del exalcalde de la capital del país, convirtiéndose en el décimo ministro de esta región en un gabinete de 18.

Economista de formación y doctorado en la London School of Economics, es diputado desde 2009 y ha ocupado puestos de responsabilidad en el Banco Santander, su grupo parlamentario y organismos internacionales.

Desde octubre de 2018 era el Secretario de Estado de Energía, siendo el artífice del impulso al hidrógeno verde, la excepción ibérica y otras medidas enfocadas a la transición energética y el uso de renovables.

Durante su etapa como parlamentario de la oposición se mostró muy crítico con el gobierno de Pasos Coelho por no haber avanzado en el Tren de Alta Velocidad.

Al igual que su predecesor –cuyas palabras instando a España a “dar corda aos sapatos” causaron malestar en el Ministerio de Transportes– tiene un carácter polémico, llegando a calificar de “vergüenza fascista” por Twitter a un usuario que le recriminó el apoyo a Ucrania tras la invasión rusa.

Si bien Pedro Nuno Santos ejercía como contrapoder territorial al ser natural de São João da Madeira en la región de Aveiro y su número dos Hugo Santos Mendes era de Oporto, este nuevo vuelco hacia el sur dentro del Palacio de São Bento.

En cualquier caso, su prioridad deberá ser apagar los dos fuegos que quemaron la confianza de uno del que hasta hace una semana era el principal opositor interno a Costa: la venta de la TAP y el nuevo aeropuerto de Lisboa.